Tras descansar hasta bastante tarde, hoy comenzamos con mucha calma y pudimos dormir hasta las 08.00, lo cual es un record en lo que llevamos de mes. Aún así, Alberte y Antía hicieron que "la saca" engordase un poco más, bueno, Antía corrió con el gasto pues todo fue culpa suya.
A las 10.00 cruzábamos las puertas de la bolera dispuesto a emular a los Picapiedra, los más viejos, y a los Simpsons, el resto de la tropa. Calzamos esos zapatitos tan curiosos que te dan aspecto de profesional, aunque muchas acaban lanzando la bola a dos manos, porque pesan lo suyo las condenadas. Teníamos por delante dos partidas y estaba en juego un trofeo para el que sacase mejor puntuación de todos. Todo comenzó con las típicas dudas de los principiantes, a pesar de que alguno se jactaba de haber jugado a esto antes, entiéndase Charles, pero los resultados no reflejaban la destreza de la que presumían.
Estábamos en plena partida cuando apareció el camarero con hamburguesas, nuggets y patatas para todos; todo ello iba incluido en el precio y condiciones que habíamos acordado con la manager la semana pasada; de modo que mientras masticábamos íbamos lanzando bolas con mayor o menor fortuna. Quién se imaginaba que les apetecería una hamburguesa con patatas a las 11.00, pero no quedó ni rastro en las bandejas!
En el recuento final, resultó ganador el degradado Cabo Rojo, con un marcador de 125 puntos, ligeramente superior al de Antonio. También hay que resaltar que la benjamina Sandra se llevó la "cuchara de madera" con unos 12 puntos. Tras muchas risas, piques y fotos, a devolver los zapatitos y recuperar los propios.
Luego nos quedamos un ratito más por los recreativos del local y probaron suerte en el hockey, los billares, la máquina de baile, el "punch" de boxeo, el mazo, el baloncesto y en el simulador. En fin, que con más pereza que ilusión nos dirigimos al bus, como siempre empujándolos un poco, pues hoy tocaba clase de tarde.
Al llegar, el cole estaba de lo más tranquilo pues la mayoría de los grupos se fueron a lo largo del fin de semana y se respira un ambiente tipo estación de tren vacía. Hoy no se oye el alboroto habitual en multitud de lenguas diferentes, ni el ruido de sillas en la cafetería, ni siquiera las peleas por conseguir ordenador. Hasta cierto punto es comprensible su reticencia a ir al aula con una tarde de sol como está y con un ambiente tan decaído, aunque mañana nos lo tomaremos libre al completo y eso les da un puntito de ilusión.
A las 19.45 nos reunimos de nuevo en nuestro punto de referencia, salvo Reyes y Ester, que por ser el último día se animaron a contribuir a “la saca”, quienes una vez incorporadas a la tropa, nos encaminamos a la Electric Disco con un tema de conversación generalizado: dos francesas se habían adentrado entre nuestras filas y se le habían insinuado al asombrado Saúl, quien impactado y con la cara iluminada por un rojo chillón, rechazó todo tipo de affair. Una vez dentro las buenas pre-adolescentes no cejaron en su empeño, pero el hombre se mantuvo firme en sus convicciones y permaneció fiel a sus principios. El bueno de su compañero Alex tampoco se libró de las acometidas de estas precoces gabachas, pero su vergüenza venció a su posible debilidad y se alejó por piernas metiéndose entre la “manada”.
Sin más incidentes reseñables, salvo que la pista de baile la debieron fregar con superglue porque a la gente se le quedaban los zapatos atrás de lo pegajoso que resultaba y que tanta humanidad allí reunida con las hormonas alteradas desprendía un cierto aroma a, digamos, “pachuli”.
Por supuesto, nuestro pequeño zoo (David, Carlos, Martín y Javi) se presentaron con su indumentaria de fauna salvaje, por aquello de darle un toquecito diferente a la fiesta.
Por cierto, hoy os hemos incluido una nueva entrada a continuación de esta en la que se puede ver a dos de nuestros "soldadillos" vestirse de highlanders con las prendas tradicionales de aquellas tierras.
ja, ja, ja, ja. No he parado de reir. Menuda juerga. QUE TE DEN UN PULITZER, ALVARO. perfecto. inmejorable. divertidísimo. La de siempre.
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