Patinar sobre hielo en verano siempre resulta, cuando menos, contradictorio, pero si a mayores lo haces sobre una pista oficial de hockey, la sensación de venirse arriba es increíble... bueno las caídas tienen también su pizca de gracia. Lo primero fue hacerse con unos patines apropiados. Ahí ya nos encontramos con el primer problema: que si me son pequeños ("pues pide un número más"), que si no me entran ("pero es que hay que aflojarles los cordones hasta el final"), que si el color, que si...
Por fin, tras un buen rato pertrechándose, estaban listos para saltar a la pista, pero.... "Alto todos, hay que ponerse un casco", otro problema más, por una parte, la talla; y por otra, abrochárselo. Ahora sí, adentro... "Álvaro, ¿no hay pingüino para agarrarse como en el CC de Ourense?" "¿¿Pingüino?? Anda por ahí, los pingüinos son de cobardes" Pero encontraron otro artefacto que servía para aprendices y como una pandilla de auténticos "pingüinos mareados" fueron entrando a la pista, mientras yo esquivaba sus pasos poniendo a salvo mis dedos de los pies porque, inteligente de mi, se me había ocurrido venir en chanclas.
Ocuparon a duras penas, un lateral de la pista y ahí fueron ganando confianza, lo que les permitió soltar el trasto aquel y aventurarse hasta el otro extremo bien agarrados a la barandilla. Al cabo de un rato, medio congelado en mis chanclas, camiseta y pantalones cortos, abandoné el recinto para poner los huesos al sol como las iguanas. No habían pasado ni 10 minutos y Quique y Jacobo se asomaron a la salida y poco a poco fueron saliendo los demás. Teníamos hora y media pero los treinta minutos finales les sobraron.
Nos fuimos corriendo al centro para comernos las pizzas que la "saca" nos había gentilmente ofrecido con sus respectivas bebidas. Un ratito de charla al solete, reparto de premios de las competiciones y regalos de recuerdo para todo el mundo.
Últimos recados: mañana a las 10.30 en el aeropuerto; maleta etiquetada para Ourense, ojo con el peso, camiseta y mochila, etc. etc. etc.
Bueno, gente, esta es la última entrada del blog de este curso; esperamos que os haya gustado Vancouver tanto como a nosotros aunque haya sido visto a través de estas gafas tan subjetivas que llevamos puestas cada uno.