Cada verano viajamos a un lugar de América o Gran Bretaña y allí participamos en multitud de actividades, visitas y excursiones mientras aprendemos inglés. Es un experiencia enriquecedora y enormemente positiva para todos nuestros adolescentes. ¡¡Espero que os guste nuestro blog y que un mes de Julio lo disfrutes con nosotros!!
jueves, 28 de julio de 2011
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miércoles, 27 de julio de 2011
27 Solicitudes de menú
26/07 Camera Obscura and Dungeon
Hoy el día amaneció soleado como los últimos días y Carlos y David llegaron tarde como siempre, pero nos esperaban un montón de actividades de los más variado e interesante. Cuando por fin conseguimos que la manada estuviese reunida, comenzamos a trepar los 87 escalones, bastante incómodos por cierto, que separan la National Gallery del Mound, que es la colina en la que se encuentra la Camera Obscura.
Esta torre fue construida a finales del siglo XIX y desde lo alto se puede contemplar todo Edimburgo, además cuenta con un artilugio creado por la óptica Maria Theresa Short en 1835, que funcionando como periscopio a través de una cúpula y gestionado por un conjunto de lentes puede localizar la Royal Mile, al pie de la cual se encuentra. Eso te permite seguir a la gente caminando y como en un juego de magia “cogerlos” y “moverlos” a tu antojo sobre una mesa cóncava que cumple la función de pantalla de proyección. Es como un “gran hermano” en la ciudad. A partir de aquí cinco pisos nos separan de la planta baja y comenzamos a descender. En cada planta hay diferentes efectos ópticos, hologramas, pinturas que reflejan más de lo que se ve a primera vista, personajes ocultos tras un cuadro intrascendente, cuadros en 3D, un laberinto de espejos, etc. Total que necesitamos unas dos horas para probar y tocar todas y cada una de las exhibiciones.
A eso de las 11.30 nos encaminamos al National Museum of Scotland, que se encuentra a escasos diez minutos de allí y entramos directamente a la sala donde se puede experimentar con diferentes elementos y presenta una serie de muestras interactivas; bueno, pretendíamos llegar a esa sala pero estaba cerrada por reformas, al igual que una parte del museo, que se abrirá al público en dos días y no sé cuantas horas, según rezaba un reloj con la correspondiente cuenta atrás. Decepcionados vagaron por alguna que otra sala, aunque no les desbordaba el entusiasmo, así que nos los encontramos jugando a las cartas en la cafetería y en la entrada, como auténticos tahúres. Hoy se puede comprender, pues lo expuesto no era inmensamente apasionante, sino todo lo contrario y además ya apretaba el hambre.
Ante el riesgo de pérdida de consciencia de alguno por inanición, decidimos dirigir nuestros pasos debilitados al Pizza Hut, donde sabían que tendrían “barra libre” de pizza, pasta y ensalada, aunque esta última no se llevaba toda la gloria. Mientras hacíamos el camino nos parábamos de tanto en tanto a ver los artistas callejeros, aunque la boca se hacía agua y alguno estaba en trance de desfallecer. Tanto es así que a los que cumple su función de pelotón de cola, hoy iban en la vanguardia y había que frenarlos para evitar que rebasaran al jefe de filas. Una vez avisados y concienciados de servirse lo indispensable, nos adentramos en el local entre el crujir de tripas y los remolinos en los ojos. Nuestras mesas estaban dispuestas y nos colocamos como buenos soldados ordenados para recoger nuestro rancho. Como decíamos a la ensalada se le hizo poco daño. Una vez pasada la primera andanada de pizzas, la cosa se fue calmando y procedimos a entregar el premio a nuestro campeón de bolos de ayer: Cabo Martín Rojo, que fue galardonado con un gorro escocés con su correspondiente pelo rojo, una camiseta conmemorativa de Edimburgo y, como trofeo, un chupa-chups gigante. Emocionado y “más rojo” que nunca se sentó más que satisfecho. Continuamos engullendo un ratito más, pero por mucho que lo intentaron, llegó un momento que la tripa no daba más de si y hubo que claudicar. Abonamos la cuenta y nos fuimos al centro.
Teníamos un par de horas para darnos una vuelta, pero al cabo de ese rato aparecieron todos con bolsas y bolsas de compras de última hora, aunque aquello parecía lo de “gástese un millón en un día” porque parecía que alguno convulsionaba de la emoción con sus sudaderas, botas, anillos, crucifijos, medallitas, Vans, etc.; aunque hay que resaltar que la mayoría son presentes para papás y mamás, abuelas y abuelos, hermanos y hermanas, … incluso algún que otro tío o padrino puede que resulte agraciado.
Con nuestras bolsas a lo “pretty woman” descendemos la cuesta hasta el “Edinburgh Dungeon”, una especie de pasaje del terror, donde te reciben unos personajes repugnantes y cadavéricos y te van contando historias del pasado de la ciudad, pero no precisamente las más alegres, mientras te dan algún que otro susto al transitar por sus corredores y salas: un juicio por brujería a Ester (y mi por vestirme de mujer anoche, al parecer), la peste negra y su reguero de muerte, el arresto y consiguiente proceso de William Wallace que remató con su desmembramiento, el caníbal Sawney Bean, el fantasma de Mary King, etc. y entre sus atracciones había una “caída libre” que simulaba un verdugo ejecutando un ahorcamiento.
En fin, que pasamos una tarde de “pánico” antes de despedirnos para conseguir cerrar las maletas aunque fuese poniéndose a ahorcajadas sobre ella. Mañana nos vemos en el cole a las 09.00 y nos iremos al cine a pasar la mañana mientras nos custodian el equipaje, pues nuestro bus sale a las 14.00 horas hacia el aeropuerto.
Por cierto nos han informado que en La Región de hoy martes el periodista Moncho Conde Corbal ha escrito un artículo sobre nuestra tropa y sus andanzas y vicisitudes por estas tierras, ¡no dejéis de leerlo!
No dejéis de leer mañana el blog pues vuestros chicos os enviarán el mensaje tradicional de qué plato les gustaría ver sobre la mesa a la llegada. Y creemos que bien merecido se lo tienen después de lo bien que lo han hecho y los cargadas que van las maletas de regalos. Y por fin el jueves tendréis la última entrada de la temporada en la que cada uno expresará y expondrá su opinión de estas tres semanas de campaña por estas tierras escocesas.
martes, 26 de julio de 2011
25/07 Bowling and Disco
A las 10.00 cruzábamos las puertas de la bolera dispuesto a emular a los Picapiedra, los más viejos, y a los Simpsons, el resto de la tropa. Calzamos esos zapatitos tan curiosos que te dan aspecto de profesional, aunque muchas acaban lanzando la bola a dos manos, porque pesan lo suyo las condenadas. Teníamos por delante dos partidas y estaba en juego un trofeo para el que sacase mejor puntuación de todos. Todo comenzó con las típicas dudas de los principiantes, a pesar de que alguno se jactaba de haber jugado a esto antes, entiéndase Charles, pero los resultados no reflejaban la destreza de la que presumían.
Estábamos en plena partida cuando apareció el camarero con hamburguesas, nuggets y patatas para todos; todo ello iba incluido en el precio y condiciones que habíamos acordado con la manager la semana pasada; de modo que mientras masticábamos íbamos lanzando bolas con mayor o menor fortuna. Quién se imaginaba que les apetecería una hamburguesa con patatas a las 11.00, pero no quedó ni rastro en las bandejas!
En el recuento final, resultó ganador el degradado Cabo Rojo, con un marcador de 125 puntos, ligeramente superior al de Antonio. También hay que resaltar que la benjamina Sandra se llevó la "cuchara de madera" con unos 12 puntos. Tras muchas risas, piques y fotos, a devolver los zapatitos y recuperar los propios.
Luego nos quedamos un ratito más por los recreativos del local y probaron suerte en el hockey, los billares, la máquina de baile, el "punch" de boxeo, el mazo, el baloncesto y en el simulador. En fin, que con más pereza que ilusión nos dirigimos al bus, como siempre empujándolos un poco, pues hoy tocaba clase de tarde.
Al llegar, el cole estaba de lo más tranquilo pues la mayoría de los grupos se fueron a lo largo del fin de semana y se respira un ambiente tipo estación de tren vacía. Hoy no se oye el alboroto habitual en multitud de lenguas diferentes, ni el ruido de sillas en la cafetería, ni siquiera las peleas por conseguir ordenador. Hasta cierto punto es comprensible su reticencia a ir al aula con una tarde de sol como está y con un ambiente tan decaído, aunque mañana nos lo tomaremos libre al completo y eso les da un puntito de ilusión.
Show de los Highlanders
Las estrellas del espectáculo fueron: Antonio Reverter y Paula López, aunque saltó algún que otro espontáneo: David, Saúl, Carlos, ... En cualquier caso todos sobrevivieron.
domingo, 24 de julio de 2011
24/07 Highlands día 2
Amaneció un día como no recordábamos, por fin andamos en manga corta desde el desayuno hasta la cena y ¡hoy que sólo trajimos cosas de abrigo! En fin, las dos premisas a cumplir solo se llevaron a cabo al cincuenta por ciento: primera, no abandonar el hotel: perfecto, es que no había a donde ir en Fort Augustus después de las diez de la noche; segunda: en las habitaciones, silencio. Imposible; todo fueron correrías en el piso de arriba, alboroto y ruido, aunque nadie se quejó. El día precioso que amaneció no lo reflejaban sus caras con escasas dos horas de sueño, en la mayoría. Estaba claro que iba a ser difícil pues la única noche en que la “tropa” sale en “campaña” a pasar la noche fuera y es comprensible. Todo eran ojeras, gestos lentos e inconexos, dolores de cabeza, garganta (tanto gritito y charla), pereza, etc.
A las 07.15 pasamos por todas las habitaciones a comprobar que al toque de diana todos habían respondido y consecuentemente había sido; así que a las 07.30 a desayunar: tostadas, cereales, porridge (una especie de papilla de harina de trigo), té y zumo. Ordenados pues no estaban para muchas guerras fueron sirviéndose, o en algunos casos dejando que los sirviéramos y a las 08.00 a recoger el “petate” y revisar la “camarilla” para que no nos quedara nada atrás. ¡¡Mal sabían ellos que nos vengaríamos a lo largo del día y los despabilaríamos con unas buenas caminatas que aligeran el cansancio, alegran el espíritu y llenan los pulmones de aire fresco!!
tropa desbocada. Todos a bordo, con los lunches en el maletero, nos encaminamos a observar desde la distancia Ben Nevis (1344 m), con partes aún nevadas. Esta es la cima más elevada de todo el Reino Unido (por supuesto no es el Aneto, pero esta gente está orgullosa de él) y se generó por una explosión volcánica. Según nos bajamos, Alex vomita todo el aparcamiento: volvió a tomar leche y ya habíamos controlado esto evitando este lácteo para desayunar, pero se olvidó. Cinco minutos después estaba como siempre.
Las apasionadas de Harry Potter (Bea, Ana y Sandra) estaban entusiasmadas porque en el siguiente destino, Glenfinnan, podrían ver de cerca el famoso puente por el que circula el Howart’s Express camino del mágico colegio. Y allí estaba tal y como aparecía en la película, pero sin tren. Y al otro lado el precioso lago Shiel con una torre presidiéndolo que marca el lugar del izamiento de la bandera de los Jacobinos, quienes pretendían devolver al trono de Inglaterra a Jacobo II entre 1688 y 1746.
Una visita al “loo” (baño) y un heladito y de nuevo a nuestro “submarino amarillo”. Por cierto, al pobre le fallaba la escotilla de estribor (puerta de emergencia) que se soltaba y sonaba un pitido avisando y por mucho que la cerraba el bueno del conductor sólo conseguía que el remedio durase quince o veinte minutos. El buen muchacho lo pasó mal y nosotros le quitamos importancia, pues no entrañaba ningún riesgo para nadie, salvo el tener que parar para volver a ajustarla.
Ya estamos en Glencoe, por cierto, Glen significa valle o vaguada en gaélico. Este es un escenario impresionante surgido tras el deshielo de un viejo glaciar por el que discurren manantiales ladera abajo a lo largo de kilómetros de montañas. Así que todos abajo que vamos a caminar un ratito, pero primero cada uno coge el sandwich que había solicitado el día anterior (jamón y queso, jamón y tomate o huevo y mayonesa), su manzana, sus patatas, su shortbread (galleta de mantequilla típica escocesa) y un botellín de agua. Kyle nos abandona dándonos las instrucciones correspondientes de la ruta a seguir y eso hacemos, mientras él ha ido a aparcar al final del sendero y nos sale al encuentro. Unos treinta minutos más tarde, nos detenemos y comemos sobre unas rocas mientras admiramos el espectacular paisaje verde que nos rodea. Hoy ya hemos degradado al “Sargento Rojo” (Martín) a cabo primero, no puede con las calzas quedando rezagado y la oficialidad debe dar ejemplo a la tropa.
Ya son más de las 13.00 horas y aún nos queda mucho por ver y recorrer, así que Kyle nos recoge y partimos hacia Rannoch Moor y sus cataratas, o más bien, rápidos. Es un pueblecito pintoresco atravesado por un precioso río pedregoso, donde aprovechamos para tomar un rato el sol mientras nuestro dispuesto conductor se dirigía a un taller próximo para intentar solucionar lo de la puerta de emergencia, aunque en domingo y sin mucha intención lo que le dio fueron dos pulpos o cuerda de goma para sujetarla desde adentro y punto; es decir, la misma solución que le habían aplicado Vicky y Antonio, que hicieron de vigilantes de la puerta toda la ruta cumpliendo con honores.
“¡¡Qué bien se está aquí tumbados al sol!!”, dicen. “Pues nos vamos”, respondemos, es nuestra venganza por no habernos dejado dormir. Nos espera finalmente Sterling, cuyo castillo visitamos el pasado sábado, pero no enfilamos hacia esa fortificación sino al monumento que se encuentra al otro extremo de los prados, a unos 5 kilómetros, asentado sobre una colina (Abbey Craig) y que se denomina Wallace Monument (70 m de altura), dedicado a este guerrero escocés. Bajamos en la base del monte y subimos una escarpada cuesta hasta la entrada de la edificación, desde donde contemplamos la gran planicie que rodea al monte y divisamos a los lejos Stirling y su famoso castillo.
Son las 18.00 horas y Kyle se ofrece a dejarnos en diferentes partes de la ciudad para que nos sea más fácil llegar a casa, así que la mayoría bajan en PC World (area de Broomhouse) y otros van a Princes Street. Nos despedimos de él con un gran aplauso por su buen trabajo, disposición y amabilidad y le damos 40 libras de propina (para los poco conocedores del tema, es costumbre dar propina a los conductores de autobús alquilados en GB)
Se terminó el fin de semana más esperado y todo ha salido bien, y sobre todo el tiempo ha sido especialmente caluroso, lo que ha ayudado a dejarnos un buen sabor de boca. Los que no conozcáis estas tierras, desde aquí os invitamos a visitarlas y pasar tres o cuatro días en la ruta y descubriréis una gente muy abierta, alegre y espontánea y un paisaje espectacular, plagado de verde, montaña, llanuras y lagos en los que mueren centenares de ríos de aguas cristalinas.
23/07 Highlands día 1
viernes, 22 de julio de 2011
22/07 Museum of Childhood
Tenemos por delante un fin de semana lleno de emociones a la búsqueda de la Escocia profunda y, si se tercia, cazaremos al monstruo del Lago Ness, más conocido por Nessie por estos andurriales.
A la salida de clase quedáramos en reunirnos en un aula para hablar de los preparativos de cara a estos dos próximos días, así que lo primero repartimos una carta de la directora en la que informaba a las familias de que proveyeran a la tropa de unos buenos bocadillos (todo lo bueno que pueden ser por estos territorios) y que para el domingo les prepararan una cena para más tarde. Luego les dimos cuatro papeles más a cada uno que ponían Bank of Scotland y que tenían gravado el número 5 en cada esquina, lo que suponía 20 libras que nos sobraran de la cuota aportada por los padres en Ourense. Estas últimas papeletas les hicieron más gracia que la carta a la familia.
Luego continuamos con la reunión hablando de que cada uno llevara lo indispensable para pasar la noche en el albergue, donde nos darán la cena, cama, sábanas y mantas, pero no toalla, así que hay que cargar con una ya sea la nuestra o de la familia. Luego repartimos otro papelito que me “había olvidado en la mochila”, este tenía el número 20 con la misma leyenda: Bank of Scotland. Las caras de felicidad reflejaban la satisfacción general por este segundo papelito.
Una vez más continuamos con la reunión, cuando pudimos conseguir que nos prestaran atención. Hablamos de que el hostel proveerá el desayuno y un packed lunch para el domingo también; en definitiva, que tenemos cena, cama el sábado y desayuno y comida el domingo, con un crucero por el Lago Ness la noche del sábado y una pequeña fiesta disfrazados de escoceses (habrá que hacer una película de esto). “Por cierto, me olvidaba, me quedan otras tres papeletas para cada uno, esta vez vienen marcadas con el número 10”, dije, y aquello se convirtió en una fiesta tropical: gritos, felicitaciones, aplausos…
Seguimos un rato más y acordamos vernos mañana a las 08.15 en Princes Street con intención de salir a las 08.30, “el que no esté se queda en tierra todo el fin de semana”. “¿No te quedará otro u otros papelitos en la mochila?”, preguntan. “Pues creo que no”, contesto. “Anda mira otra vez, por si las moscas”, insisten. Por mucho que miré no quedaba nada, pero se fueron satisfechos con 70 libras extra cada uno en su bolsillo. “¡Por favor, esto no se lo digas a nuestros padres, que así no nos piden cuentas!” Prometí no decirlo, pero creo que contarlo en el blog no es faltar literalmente a la palabra. Las otras 100 libras restantes se nos fueron en el ice-skating, el zoo, la bolera con comida, el ghost tour, el cumple de Alberte y las dos sesiones de piscina y aún nos queda por disfrutar el Edinburgh Dungeon, la camera obscura, el cine y la comida final todos juntos en el Pizza Hut. ¡¡Creo que hemos estirado las libras al máximo y le hemos sacado mucho rendimiento!
En fin, tras la alegría y con los bolsillos llenos nos fuimos a llenar también la barriga. Nuestro super “Morrisons” está encantado porque el consumo de chorizo El Pozo ha subido paulatinamente, junto con el jamón envasado al vacío.
Elegimos darles hoy el dinero sobrante porque tras mucho insistir decidimos darles la tarde libre para que fueran de “shopping” con dinerito fresco, pero antes había que pasar por el Museum of Childhood. Aquí podían disfrutar de todo tipo de juguetes clásicos: coches a pedales, caballitos, muñecas de porcelana, marionetas, etc. Aquí una horita y quedaron libres con destino… ¡¡quién sabe dónde!! Al menos tienen un rato para ellos y para hacer los preparativos para las Highlands. ¿Cómo van a meter tanta cosa como quieren llevar en una mochila?, nos preguntamos.
Mañana no publicaremos el blog por aquello de no cargar con el PC por toda Escocia, así que el domingo noche, si estamos en condiciones, os haremos llegar todo lo vivido (y si no lo estamos, por favor, disculpadnos, y lo ponderemos el lunes).
jueves, 21 de julio de 2011
21/07 Rosselyn Chapel
29/07 Leith Waterworld and Disco
miércoles, 20 de julio de 2011
19 Ice Skating
lunes, 18 de julio de 2011
18/07 Ghost Tour
¡¡¡¡UUUUUUhhhhhhh!!! ¡¡Qué miedo hemos pasado hoy!! El otro día, en un rato que quedamos libres, reservamos un tour por la Royal Mile dirigido por una guía española, por aquello de que no se perdieran nada de las historias.
No olvidemos que Edinburgh es una ciudad muy antigua dividida en dos partes, la Old Town (barrio antugüo) y la New Town (parte nueva) La zona antigua estaba rodeada por una muralla y en lo que hoy son los famosos Jardines de Princes Street había un lago que cumplía varias funciones al mismo tiempo: reserva de agua potabe, cloaca a la iban a parar el “agua va” desde los callejones, cementerio de brujas y todo tipo de animales, etc. Así que os podéis imaginar la calidad del agua. La vieja ciudad estaba estructurada en “espina de pez” desde la columna vertebral de la Royal Mile surgían callejones a derecha e izquierda que conformaban las estrechas calles. Al estar construido sobre un antiguo volcán, por los lados solo había escarpados precipicios, y por el otro lateral estaba el lago, así que la ciudad se expandió hacia arriba y los callejones eran muy estrechos, en ocasiones de menos de un metro de ancho. De hecho se dice que fue Edimburgo la cuna de los rascacielos. En el siglo XVII la ciudad fue arrasada por la peste negra ocasionada por las ratas y pulgas y la población se vio diezmada drásticamente. Luego, la urbe se transformó y se dragó el viejo lago y en el fondo aparecieron todo tipo de cadáveres: animales, personas asesinadas e incluso suicidas. Con el crecimiento de la ciudad la parte más profunda quedó sepultada y se construyeron puentes y casas pegadas a esos puentes, con lo que los viejos arcos se convirtieron en almacenes y posteriormente en insalubres refugios para indigentes. Durante el gran incendio que asoló la ciudad mucha gente quedó atrapada en esas criptas y fallecieron por el calor y se supone que sus almas aún recorren esos subterráneos.
Tras recorrer la parte superior de de la ciudad nos internamos en una de esas criptas y allí nos contaron todo tipo de historias sobre espíritus y fantasmas con los consiguientes sustos y ruidos extraños que nos dieron más de un sobresalto. Los chillidos seguidos por las risas nerviosas y la cháchara histérica fueron una constante a lo largo de todo el recorrido, donde además nos dieron cumplida cuenta de todos los métodos de tortura más utilizados en la época.
Como fin de fiesta nos invitaron a unas galletitas escocesas para sacar el mal sabor de boca y a los profes a un chupito de whisky, que para eso estamos en su tierra. Así que nos fuimos riéndonos de todo lo que habíamos vivido, pero los más asustados fueron Sandra, Ana, Bea, Alex, Ester y Reyes, que se dejaron la garganta en la experiencia.