23/07 Highlands día 1

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  Todos a la hora con las mochilas a punto de reventar en parte por la comida y en parte por la cantidad de equipaje que algunos necesitan para una noche. ¡Increible! A lo lejos se acerca nuestro "submarino amarillo" con Kyle al volante. Un joven fantástico que nos hace le viaje muy ameno al tiempo que nos va contando con un inglés muy clarito todo lo que tenemos a derecha o izquierda.

Partimos de Waterloo Place, al final de Princes Street, y embocamos hacia el sur pasando por delante de Fettes College, colegio en el que se inspiró J. K. Rowling para la escuela de Howarts del mago del rayo en la frente, y salimos de la ciudad para admirar el puente de Forth, levantado en hierro hacia finales de siglo XIX y orgullo de la ciudad de Edimburgo. Una breve parada para hacer unas fotos y de nuevo al bus.

  Tras esto nos dirigimos a Dunkeld y en unos 50 minutos estamos allí. Necesitamos hacer una visita a los toilets, pero primero hay que ver las ruinas de la catedral y recorrer las orillas del río salmonero más famoso del entorno, donde pescar un día ronda las 200 libras y el record lo tiene una señora que capturo un "campanu" de 34 kilos. Café, pis y al bus de nuevo donde nos esperaba sonriente Kyle. Cinco minutos de trayecto y estamos en el bosque de The Hermitage, donde hacemos una breve ruta de senderismo a lo largo de un río de "aguas turbulentas", por lo bravas y oscuras que fluyen hasta alcanzar una cascada, donde se puede ver a los salmones remontar el río a brincos. Unas fotos y regresamos bajo el mismo bosque de abetos que nos recibió a la llegada.

Ahora tendremos tiempo de echar un sueñecito porque la siguiente parada es Pitlochri y está a casi dos horas. Cerramos los ojos, conectamos la música y con el vaivén del bus fuimos cayendo en los brazos de morfeo. A lo lejos nuestro destino: un pueblecito a ambos lados de una gran recta con flores colgantes en todas las farolas y en las entradas de cada casa, preciosos jardines y un gran parque al lado del río, donde aprovechamos para comer y compartir nuestro lunch con Kyle, al que no permitimos gastarse el dinero cuando muchos iban a desperdiciar sus provisiones. Tras la comida familiar, un partidito de fútbol, al que se incorporó nuestro habilidoso escocés. Luego un largo paseo a ver la "fish ladder", un complejo de estanques ubicado en un lateral de la presa que permite a los peces salvar la barrera y a los que podemos ver a través de una urna de cristal.

  Sedientos nos dirigimos al bar y pedimos unos botellines de agua. !!!Dios, bendita debe ser el agua en esta tierra donde tanta tienen para que nos cobren 2 pounds (2`75€) por cada una!! En fin, compungidos decidimos dejar nuestro rastro en el pueblo y nos abalanzamos hacia los urinarios. ¡¡¡Cómo es posible!!! ¡¡¡30 peniques por un pis!!! Aquellos que no compraron el agua pagaron indignados pero Alba entrega 40 peniques y no le quieren dar el cambio. Ofendida amenaza con echar mano a la caja y el hombre viendo sus ojos "inyectados en sangre" por el abuso (la vejiga llena) se acobarda y devuelve los 10 p debidos. La indignación fue in crecendo y a punto estuvieron de hacer una sentada en el pueblo al estilo Puerta del sol, pero nos perderíamos parte del viaje. Tras estas aventuras ya estamos todos en el bus para ir lo más al norte posible: Inverness.

Inverness es una ciudad relativamente nueva, tanto es así que su castillo tiene unos 130 años, y todo es consecuencia de dos invasiones viquingos que destruyeron por completo la ciudad original. Su nombre significa "la boca de" Ness, nombre del río por donde desagua el lago y que cruza la ciudad de parte a parte. Llegamos a lo alto del castillo, pero a la mayoría se les fueron los ojos hacia un Primark imposible de visitar por la escasez de tiempo. Kyle nos esperó hasta que regresamos para llevarnos hasta Fort Augustus, mientras recorríamos el este del Loch Ness. A la llegada un espectáculo llevado a cabo por un caballero que nos contó cómo se vestía el kilt tradicional de los Highlanders usando a Paula y a Antonio como conejillos de indias, este último tuvo que quedarse en paños menores para seguir la tradición aunque sólo fuera a medias, pues supuestamente no llevan nada bajo la falda. Nos explicó el funcionamiento de las distintas armas en la batalla y la forma de vida por estas tierras. Emocionados volvimos al bus y nos dirigimos al albergue Morag Lodge.

Nuestro refugio es un lugar muy digno y limpio, nos repartimos por las habitaciones y a cenar: baked potatos (patatas con piel), beans (habas), haggis (típico plato escocés hecho con hígado, pulmón, corazón y riñones de oveja, todo ello muy especiado) y ensalada. Comimos bien y nos fuimos al barco. Nos esperaba un paseo maravilloso por el lago al atardecer a la caza de Nessy al cual podíamos ir siguiendo por medio de monitores sónar e infrarrojos. Oficialmente hay establecida una recompensa de un millón de libras para aquel que pueda fotografiar al fugitivo animal. Esto evidentemente es muy complicado puesto que estamos hablando de un lago de 38 Km de largo por aproximadamente 1 de ancho y 240 metros de profundidad. Durante la travesía el capitán nos invitó a los profes a una cervecita escocesa muy sabrosa que decidimos compartir para estar en condiciones para la vigilancia que nos queda esta noche para controlar a la tropa. Un  breve paseo y a las 22.00 todos en nuestra madriguera. Sólo dos normas: una, nadie sale del hotel bajo ningún concepto y, dos, se puede quedar uno en recepción de charla pero en las habitaciones no se molesta lo más mínimo, el local está lleno de excursionistas que quieren descansar. Todos de acuerdo nos dispersamos por los pasillos.