domingo, 24 de julio de 2011

24/07 Highlands día 2

 

 

P1070134 Amaneció un día como no recordábamos, por fin andamos en manga corta desde el desayuno hasta la cena y ¡hoy que sólo trajimos cosas de abrigo! En fin, las dos premisas a cumplir solo se llevaron a cabo al cincuenta por ciento: primera, no abandonar el hotel: perfecto, es que no había a donde ir en Fort Augustus después de las diez de la noche; segunda: en las habitaciones, silencio. Imposible; todo fueron correrías en el piso de arriba, alboroto y ruido, aunque nadie se quejó. El día precioso que amaneció no lo reflejaban sus caras con escasas dos horas de sueño, en la mayoría. Estaba claro que iba a ser difícil pues la única noche en que la “tropa” sale en “campaña” a pasar la noche fuera y es comprensible. Todo eran ojeras, gestos lentos e inconexos, dolores de cabeza, garganta (tanto gritito y charla), pereza, etc.

A las 07.15 pasamos por todas las habitaciones a comprobar que al toque de diana todos habían respondido y consecuentemente había sido; así que a las 07.30 a desayunar: tostadas, cereales, porridge (una especie de papilla de harina de trigo), té y zumo. Ordenados pues no estaban para muchas guerras fueron sirviéndose, o en algunos casos dejando que los sirviéramos y a las 08.00 a recoger el “petate” y revisar la “camarilla” para que no nos quedara nada atrás. ¡¡Mal sabían ellos que nos vengaríamos a lo largo del día y los despabilaríamos con unas buenas caminatas que aligeran el cansancio, alegran el espíritu y llenan los pulmones de aire fresco!!

P1070141 tropa desbocada. Todos a bordo, con los lunches en el maletero, nos encaminamos a observar desde la distancia Ben Nevis (1344 m), con partes aún nevadas. Esta es la cima más elevada de todo el Reino Unido (por supuesto no es el Aneto, pero esta gente está orgullosa de él) y se generó por una explosión volcánica. Según nos bajamos, Alex vomita todo el aparcamiento: volvió a tomar leche y ya habíamos controlado esto evitando este lácteo para desayunar, pero se olvidó. Cinco minutos después estaba como siempre.

Las apasionadas de Harry Potter (Bea, Ana y Sandra) estaban entusiasmadas porque en el siguiente destino, Glenfinnan, podrían ver de cerca el famoso puente por el que circula el Howart’s Express camino del mágico colegio. Y allí estaba tal y como aparecía en la película, pero sin tren. Y al otro lado el precioso lago Shiel con una torre presidiéndolo que marca el lugar del izamiento de la bandera de los Jacobinos, quienes pretendían devolver al trono de Inglaterra a Jacobo II entre 1688 y 1746.

Una visita al “loo” (baño) y un heladito y de nuevo a nuestro “submarino amarillo”. Por cierto, al pobre le fallaba la escotilla de estribor (puerta de emergencia) que se soltaba y sonaba un pitido avisando y por mucho que la cerraba el bueno del conductor sólo conseguía que el remedio durase quince o veinte minutos. El buen muchacho lo pasó mal y nosotros le quitamos importancia, pues no entrañaba ningún riesgo para nadie, salvo el tener que parar para volver a ajustarla.

P1070158 Ya estamos en Glencoe, por cierto, Glen significa valle o vaguada en gaélico. Este es un escenario impresionante surgido tras el deshielo de un viejo glaciar por el que discurren manantiales ladera abajo a lo largo de kilómetros de montañas. Así que todos abajo que vamos a caminar un ratito, pero primero cada uno coge el sandwich que había solicitado el día anterior (jamón y queso, jamón y tomate o huevo y mayonesa), su manzana, sus patatas, su shortbread (galleta de mantequilla típica escocesa) y un botellín de agua. Kyle nos abandona dándonos las instrucciones correspondientes de la ruta a seguir y eso hacemos, mientras él ha ido a aparcar al final del sendero y nos sale al encuentro. Unos treinta minutos más tarde, nos detenemos y comemos sobre unas rocas mientras admiramos el espectacular paisaje verde que nos rodea. Hoy ya hemos degradado al “Sargento Rojo” (Martín) a cabo primero, no puede con las calzas quedando rezagado y la oficialidad debe dar ejemplo a la tropa.

Ya son más de las 13.00 horas y aún nos queda mucho por ver y recorrer, así que Kyle nos recoge y partimos hacia Rannoch Moor y sus cataratas, o más bien, rápidos. Es un pueblecito pintoresco atravesado por un precioso río pedregoso, donde aprovechamos para tomar un rato el sol mientras nuestro dispuesto conductor se dirigía a un taller próximo para intentar solucionar lo de la puerta de emergencia, aunque en domingo y sin mucha intención lo que le dio fueron dos pulpos o cuerda de goma para sujetarla desde adentro y punto; es decir, la misma solución que le habían aplicado Vicky y Antonio, que hicieron de vigilantes de la puerta toda la ruta cumpliendo con honores.

“¡¡Qué bien se está aquí tumbados al sol!!”, dicen. “Pues nos vamos”, respondemos, es nuestra DSC01583 venganza por no habernos dejado dormir. Nos espera finalmente Sterling, cuyo castillo visitamos el pasado sábado, pero no enfilamos hacia esa fortificación sino al monumento que se encuentra al otro extremo de los prados, a unos 5 kilómetros, asentado sobre una colina (Abbey Craig) y que se denomina Wallace Monument (70 m de altura), dedicado a este guerrero escocés. Bajamos en la base del monte y subimos una escarpada cuesta hasta la entrada de la edificación, desde donde contemplamos la gran planicie que rodea al monte y divisamos a los lejos Stirling y su famoso castillo.

Son las 18.00 horas y Kyle se ofrece a dejarnos en diferentes partes de la ciudad para que nos sea más fácil llegar a casa, así que la mayoría bajan en PC World (area de Broomhouse) y otros van a Princes Street. Nos despedimos de él con un gran aplauso por su buen trabajo, disposición y amabilidad y le damos 40 libras de propina (para los poco conocedores del tema, es costumbre dar propina a los conductores de autobús alquilados en GB)

Se terminó el fin de semana más esperado y todo ha salido bien, y sobre todo el tiempo ha sido especialmente caluroso, lo que ha ayudado a dejarnos un buen sabor de boca. Los que no conozcáis estas tierras, desde aquí os invitamos a visitarlas y pasar tres o cuatro días en la ruta y descubriréis una gente muy abierta, alegre y espontánea y un paisaje espectacular, plagado de verde, montaña, llanuras y lagos en los que mueren centenares de ríos de aguas cristalinas.

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