¡¡Es realmente un placer disfrutar de una tarde-noche tranquila y relajada!! ¡¡No hemos tenido que sacar el paraguas en todo el día, ni resguardarnos del frío o de la lluvia!! Ha lucido el sol y el colegio, ya desde ayer, ha puesto a disposición de los chicos la piscina, en todo momento supervisada por un socorrista y nueva persona del equipo: Jamie. Lo curioso del vaso es que la cubren con una especie de lona fabricada como una esterilla de camping o gimnasio gigante y cada vez que los chicos salen del agua porque hay descanso o es fin de jornada, activan un mecanismo que la vuelve a extender flotando sobre la superficie del agua; todo ello con doble finalidad; primero, evitar que la suciedad se deposite sobre el agua y, segundo, ayudar a que se mantenga a la temperatura estipulada pues está climatizada.
¡¡Por fin comimos hasta saciarnos pues había pollo asado o pizza y les dejaron repetir hasta que se terminó todo!! ¡¡Qué alegría que haya tanto de lo que más les gusta!! Además hoy tocaba cenar en casa y todos estaban muy satisfechos con lo que les había servido.
Y por la tarde, después de toda una semana preparándolo, les tocó presentar sus “projects” ante el resto de los grupos. Esta semana consistía en inventarse un deporte olímpico y explicar sus reglas o simular un partido. Hubo mezclas para todos los gustos: un fútbol-tenis, una versión acuática del famoso quidditch de Harry Potter (castillo incluido y muy bien montado, por cierto), una especie de lucha libre en piscina… Para terminar, algunos estudiantes que ya se marchan este fin de semana recibieron sus certificados y también se entregaron los premios a los “students of the week” (estudiantes de la semana). Cada profesor escogió al estudiante de la semana de su clase y dos de nuestras chicas salieron ganadoras: Andrea y María Cerdeira. Así acabaron la clase con su correspondiente bolsa de gominolas cada una de las elegidas.
Para terminar la jornada, tras la cena, acordamos vernos en el centro utilizando el transporte público. Noa y Sofía perdieron el suyo por lo que llamaron para decirnos que habían decidido volver a casa; Paula y María V. R. llegaron tan tarde que casi no les compensó el paseo; Claudia y Elena tienen una familia tan preocupada que les tuve que confirmar telefónicamente que estaban con nosotros y que se las devolvíamos a las 21.30; etc. etc. etc. Total que nos encontramos en la Square, el centro de Bournemouth donde está el globo flotando permanentemente, y lo primero que hicieron según se iban incorporando de sus buses era enfilar al supermercado Tesco a proveerse de material alimenticio y caprichos para el fin de semana entretenido que tenemos por delante. En estas estamos cuando a Miguel dos veces el de seguridad le pide que le enseñe la compra y el ticket. ¡¡Con lo buenazo que es el Michi y lo que desconfían de él!!
Cuando las provisiones deseadas estaban en sus correspondientes bolsas, aunque el
jamón se había agotado, nos encaminamos hasta la playa; hoy era el fin de curso oficial de las escuelas públicas inglesas, así que adolescentes desmadrados poblaban los jardines y, le tenemos que añadir que viernes noche, con lo que la zona de la playa estaba, como decía el Dúo Sacapuntas “abarrotada”: atracciones de feria, espectáculos callejeros, banda de música, … y a mayores una noche perfecta. En un visto y no visto, localizaron el tío-vivo de cadenas y allá se enfilaron. “Un momento, si sois tantos los que queréis subir, hay que negociar. Oiga, ¿qué precio nos hace si vamos a montar 16? ¿No nos puede cobrar el precio marcado?”. Pues nada, que si solo soy un empleado, que si hay cámaras y no puedo dejar colarse a nadie, que si soy padre de familia y solo tengo este trabajo… “Vale, hombre, que se me está poniendo trascendental”. En definitiva, subieron al cacharro y gritaron hasta quedar afónicos; algo mareado no permitimos pisar la playa y mojar los pies. ¡Algunos aún no habían tenido oportunidad de sentir la arena de Bournemouth bajo sus pies en dos semanas! Casi sin tiempo para disfrutar y un poco reticentes desanduvimos el camino y regresamos a las paradas, para irnos a descansar. Mañana el despertador sonará a las 05.45, porque a las 06.30 los taxis llamará a la puerta. ¿Quién dijo que la vida del estudiante o la del profesor son envidiables? ¿Quién afirma que los profesores vivimos como marqueses?
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