Como cada mañana nuestro taxi en la puerta y dispuesto a llevarnos a Talbot Heath, nuestro colegio. Ya nos hemos enterado por algunos de vosotros del luctuoso y fatídico episodio vivido por un muchacho español en Bournemouth, pero aquí prácticamente no ha trascendido y, por lo que sabemos por la prensa, ha sido un hecho aislado y no relacionado ni con estudiantes, ni con nacionalidades; de manera que seguimos con nuestra rutina.
Una de lo que se está convirtiendo en rutina negativa es el extravío de objetos personales; esta vez le tocó a Raquel y su móvil. ¡¡Pobre de ella, la formal de los gemelos, incomunicada durante 24 horas y por encima su hermano es de los que nunca llama a casa!! La parte buena de este desagradable vico de perder cosas es que, crucemos los dedos, siempre aparecen, como así fue. Esta mañana un taxista entregó su Nokia negro cuando vino a dejar alumnos al colegio. Otra de las rutinas es tener que buscar algo que alivie los catarros por los contrastes de temperatura; en esta ocasión el “atascado” es Martín que anda “moqueando” por los rincones, pero eso no le exime de ser de los más animados y participativos en todas las actividades e iniciativas; otro de los percances fue el par de sustos que nos dio Noa; primero se come un plátano a sabiendas que es alérgica, según ella “un poco y si están verdes” y luego, en el torneo nocturno se nos tropieza y se va al suelo: un rasguño y a seguir en la brecha.
Tras la comida, que empieza también a ser rutina su escasez y de la que ya nos hemos quejado todos, incluidos los pobres monitores de actividades, se dirigieron a las clases. Como comentamos, siguen trabajando en sus projects y su examen del Trinity, que será el próximo miércoles y jueves. Después de esto, con un plato de espaguetis y un yogur, nos dimos por cenados y salimos a jugar un partido de baloncesto entre nosotros, al que se unió un chiquillo de Málaga de poco más de dos palmos de estatura de uno de los grupos nuevos que han llegado.
¡¡¡Y finalmente llegó la hora de los “Olympics”!!! Primero fueron todos al polideportivo para ser distribuidos en grupos correspondientes con sus clases, cada uno con el nombre de un animal. ¡Aquello parecía un zoológico! Había tigres, leones, lobos, jirafas… ¡y hasta pavos! Nada más acabar todos los grupos menos cuatro se marcharon al salón de actos de la escuela, mientras estos cuatro equipos se preparaban para llevar a cabo aquella tarea para la que habían estado entrenando: ¡ser animadoras y animadores! Así que, pompones en mano, allá fueron a cumplir con su misión, coordinados por Shaun, mientras cantaban una cancioncilla sobre los Juegos Olímpicos que esta monitora les había enseñado.
Después de muchos aplausos y un pequeño discurso del director de la escuela, con su entrada triunfal con antorcha en mano y todo, dieron comienzo los Juegos de forma oficial y cada grupo se fue con un monitor a hacer diferentes actividades: tiro de bota (sí, sí, era una katiuska británica), carreras de velocidad, carreras de parejas, hacer un recorrido sosteniendo un huevo cocido de forma precaria, girar y girar hasta caer rendidos (vencedoras Noa y Sandra), hacer el salto de la rana (campeón David)… Allí ya no había ni países ni nacionalidades, todos se animaban entre ellos y esto sirvió para que hicieran muy buenas migas con la gente de otros lugares.
Al finalizar los reunieron a todos en un pequeño campo de hierba detrás de la escuela, frente a la impresionante residencia, para hacer la última prueba: carrera de relevos. Es de destacar que todos los finalistas fueron de nuestro grupo, así que hubo una “batalla” entre españoles y un turco infiltrado. Y para terminar Spencer, el director, fue entregando los premios a los distintos grupos por las pruebas ganadas y también hubo algunas menciones especiales: a la más peque de la escuela, a aquellos que han venido solos desde su país sin estar en ningún grupo, al monitor más vitoreado… Los galardones consistían en gominolas, gorritos de las inminentes olimpiadas, taxis de juguete promocionando el evento de Londres 2012, etc.
Al final pasaron un par de horas fantásticas y toda la parafernalia que ayer montaron sirvió para ambientar todas estas actividades de “crazy games” en lo que los más importante no es sólo participar sino hacerte entender y comprender lo que te está diciendo en inglés un turco, un checo, un árabe o un suizo.
Ya cansados y con los ojillos medio cerrados esperamos los taxis con ganas de meternos en la cama nada más llegar mientras saboreábamos alguno de los premios.
cartera recuperada, tiempo más o menos estable, diversión a tope, ¿qué mas te podemos pedir?. Por cierto, estás muy "juapetón" en las "afotos", no pareces de taitantos. ¿Para cuando Stonehenge y Bath?. Estamos impacientes de saber si cerrarán Bath después de la horda española o seguirá en pié después de su visita. Por cierto, que mi hijo no golpee las piedras de Stonehenge, porque con su puntería se cargará hasta el meridiano de Grenwich.
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