18/07 The Jurassic Coast

 

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Esta mañana como parte de nuestras actividades teníamos programada una visita a The Jurassic Coast, que es una línea de costa que mira al Canal de La Mancha con una longitud de unos 150 km y que se pueden recorrer por senderos que bordean acantilados y precipicios. Por supuesto, con absoluta seguridad y todo perfectamente acotado.

Así que una vez llegamos al colegio en nuestros preciados taxis, esta vez un poco más retrasados que de costumbre, subimos a los diferentes autobuses que nos esperaban, tres en total, divididos por clases. Tras un trayecto de una hora, que aprovecharon para dormir o escuchar música, alcanzamos nuestro objetivo. Una vez allí emprendimos nuestro asalto a la primera colina, que ocultaba el mar, con el viento de cara y la lluvia fina haciendo el camino más complicado ayudada por los pequeños cantos rodados que pavimentan el camino. Al llegar a lo alto descubrimos el mar al fondo de unos espectaculares acantilados y unas playas al estilo de la de Las Catedrales en el norte de Lugo. Fotos a un lado y a otro mientras sujetábamos con fuerza las gorras o los pelos que se metían en la cara. Al menos los paraguas pudimos prescindir de ellos pues el agua nos dio una larga tregua.

Una vez vista esta panorámica, continuamos la ruta durante otros veinte minutos ascendiendo por otro sendero paralelo al mar que nos condujo a un pintoresco pueblecito donde las casa aún están, muchas de ellas, cubiertas con paja que hace las veces de tejado; se las denomina “thatched houses” y hoy en día es muy complicado encontrar artesanos que hagan este tipo de cubiertas. Allí nos dieron unos 50 minutos de tregua para tomarnos un respiro acompañado de un café o un helado, de manera que la mayoría optó por detenerse allí. Otros, los más osados, continuamos ruta y ascendimos otra colina para continuar disfrutando de la naturaleza y hacer muchas fotos. Nos encontramos todos puntuales a la hora en el lugar indicado y nos enteramos que los helados eran excelentes y que una gran parte prescindieron de helados y cafés y se abastecieron en el supermercado de la mercancía necesaria para completar la dieta del colegio. ¡¡En lugar de buscar fósiles del jurásico, que es lo que hacen los visitantes al lugar, se meten en un supermercado!! Ni se os ocurra llevarlos al Prado o al Museo Arquelógico de Ourense.

Regresamos al colegio y tras un lunch sencillito se fueron a clase. Entretanto nos fuimos al centro a recuperar la cartera de Saúl que muy amablemente devolvió una alumna de otra escuela con todas sus pertenecías dentro. No tuvimos ocasión de agradecérselo personalmente porque la recepcionista no sabía indicarnos quien había sido, pero desde aquí alabamos su honestidad y reconocemos su honradez.

Cuando regresamos ya estaban todos cenando “fish & chips”, plato típico inglés y cuando terminamos nos tomamos un descansito antes de comenzar la actividad siguiente, que consistía en preparar para mañana toda la parafernalia para los Olympics; pero antes Laura E. decidió querer aprender a manejarse en patinete y, honestamente, no tiene facultades para ello, pero la que sí está preparada para el piano fue Sandra, que nos amenizó la espera tocando delante de todos en el auditorio una “pieza”; como decíamos, nos preparamos para los Olympics de manera que hicimos varias banderas españolas (incluyen una crucecita blanca en honor a Samuel, nuestro suizo adoptado), pompones, medallas, antorchas y, como no podía ser de otro modo, una copa del mundo, que no creo que mañana esté disponible por Javier siguió los pasos de Sergio Ramos y en cuanto la tocó la hizo añicos. ¡¡La pena fue grande pero lo que nos reímos lo compensa con creces!! ¡¡A ver qué hacemos mañana en las competiciones, porque los turcos y brasileños tienen algo de “pelusilla”!!