jueves, 27 de julio de 2017

27 ROYAL MILE

Felices con la propina inesperada.
¿Cuánto durará?
¡¡Esta sí que ha sido una mañana muy bien recompensada acompañada de una dulce tarde!! Al terminar nuestro pollo frito con patatas nos reunimos en el aula 4 para dar los avisos relacionados con los últimos días que nos quedan: cena de hoy, fiesta de mañana, cine y hora de regreso del sábado. Al finalizar saldamos cuentas y repartimos £40 a cada uno, las que sobraron de aquellas que los padres habíais puesto para actividades extra. Las que faltan se nos fueron en el viaje a las Highlands, el crucero por el lago Ness, el zoo, el patinaje sobre hielo, el witchery tour, la comida de fin de curso, el cine y los diferentes premios de los concursos: quizes y bolos. Así que, hoy se han llevado un dinerito de propina. No creo que dure mucho

Equipo "Ardillas Chifladas"
Tras todo esto nos fuimos a la Royal Mile con nuestros IPads y comenzó el juego. Había que ir buscando pistas a lo largo de toda la Milla y, en esta ocasión, Alex estaba desatado, frenético ni Jacobo ni Adrián ni yo éramos capaces de seguirle el paso. No lo amedrentó ni la lluvia que hizo acto de presencia durante unos minutos ni las riadas de turistas que discurrían por las escasas aceras. Después de noventa minutos de respuestas, pistas, fotos y vídeos, terminamos los primeros y a continuación llegaron Eva, Elena, Ángela y Marta, "Las Ardillas Chifladas". Lmentablemente, en esta ocasión, los "sobradillos" de "Welcome to Facebook" acabaron mordiendo el polvo, aunque a Gonzalo eso le cueste digerirlo.

Lucía con su tarta y regalos
Nos concedimos tres horas de asueto. ¡El plan era que esas 40 libras circularan! Así que fueron a hacer sus últimas comprimas. Quedamos a las 7.30 pm para cenar y, obviamente, una vez más el restaurante tres estrellas Michelín elegido fue MacDonalds. La idea era darles una fiesta sorpresa a nuestras dos cumpleañeras de la semana: Lucía y Candela. Así que después de luchar contra toda la marea de estudiantes y familias que litigaban por una mesa, fuimos conquistando espacio a base de guerra de guerrillas. A medida que una mesa amenazaba con quedar libre, se levantaba uno de la infantería y ocupaba una silla. Así, tras veinte minutos, nos quedamos con un comedor para nosotros. 
Candela y su tarta de unicornio
Y ahí aparecieron las tartas inesperadas, las tarjetas dedicadas y sus regalitos: una camiseta y un osito de peluche de recuerdo de sus 17 años cumplidos en Edinburgh. Ahí estuvimos de fiesta más de una hora hasta que llegó "el comandante y mandó parar". En este caso el comandante venía disfrazado de guardia de seguridad y nos pidió que fuésemos desalojando porque otra gente necesitaba sitio. Remoloneando y relamiéndonos como gatos de las dos tartas riquísimas que degustamos nos volvimos a casa.

Ellas nos han enviado estos dos mensajes, que transcribo literalmente:
"A día 27 y después de haceros los despistados el otro día, no me esperaba nada de nada. Gracias por esta sorpresa tan bonita; estar lejos de casa con vosotros se lleva mejor", dice Candela.
"Me gustó mucho la sorpresa; no me la esperaba para nada y me encantó la postal con las dedicatorias y firmas de todo el grupo, un detallazo genial", en palabras de Lucía.

Todos atentos a la monitora, felicitándolos
por su buen trabajo en la actividad

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