Amanecimos con dificultad y con eso del cambio horario hubo más de un contratiempo. Nuestra hora de encuentro para desayunar era a las 08.30 y a las "08.15", como buen assistant, Adrián estaba llamando a mi puerta vestido y listo para afrontar el día. Lástima que no viera que eran las 07.15 y le robamos una hora a la cama, aunque luego retomamos el sueño y a las 08.30 reales estaban ya todos abajo jugando al billar y al futbolín. Anna, la profe que nos recibió anoche, nos dice que faltan dos pero que luego de dejarnos en el comedor, las iria a buscar. Llamamos por teléfono a Angela e Iria, las bellas durmientes, pero nadie cogía. A base de aporrear la puerta Anna consiguió que le abrieran media hora más tarde. Alegaron que habían puesto el despertador por la hora española: aún así, ¿cómo lo iban a oír si llamamos insistentemente para que una despertase? Necesitaban ese sueño reparador insuficiente.
Sophie, nuestra guía australiana residente en Edinburgh, nos llevó al bus cuando estábamos preparados tras una ducha rápida y nos dirigimos a Saint Andrews: mundialmente famoso por su club de golf, pero también su catedral y castillo.
Empezamos haciendo una visita a las ruinas de la catedral mientras paseábamos entre la lápidas estilo Halloween y nos hacíamos fotos, cuando las masivas bandadas de italianos nos lo permitían. Tras ello pasamos al castillo, también en ruinas pero que conserva los túneles excavados en la roca hechos por los habitantes de la fortaleza cuando intentaban huir del asedio de los ingleses, allá por el 1580. Reptamos por aquellos laberintos que conducían a un callejón sin salida y a nosotros nos dejaron las mochilas, pantalones y jerseys embarrados como si hubiésemos salido de una mina. esperemos que se pase con un poco de detergente.
La lluvia hizo acto de presencia, así que nos concedimos un par de horas para pasear, comer y tomar un café calentito mientras explorábamos la pequeña histórica ciudad en pequeños grupos en libertad. Así que cada uno buscó donde comerse su bocadillo o ensalada de pasta, según le hubiese tocado en suerte, aunque tanto Gonzalo como Miguel decidieron que las ensaladas que las chicas no quisieran terminar, ellos las aprovecharían. e manera que incluso se llevaron para la merienda.
Durante la comida Sophie les puso deberes: hacer un vídeo saludando a la familia en España desde St. Andrews y luego mostrárnoslos a todos. La verdad es que hicieron un gran trabajo y nos reímos mucho al volver a encontrarnos.
Tras el almuerzo no nos podíamos despedir de la ciudad sin darnos un paseo por el famoso campo de golf y sacarnos una foto en el demandado puente que cruza el río que atraviesa la alfombra verde. Y como no llueve, para despedir la tarde nos vamos a la playa a jugar un rato al fútbol, pasear o jugar al frisbee. Esta última fue la más divertida porque ni Analía ni Elena conseguían lanzar el disco, pero más increíble aún, no lograban cazar ni uno, aún recurriendo a la técnica del "cocodrilo", como en la canción infantil.
Es hora de volver porque las familias nos esperan en la escuela, así que a medida que van llegando nos vamos deshaciendo de los efectivos de la "tropa" haste que la última de Filipinas, Aida, nos deja hasta mañana a las 09.00.
PD. Por cierto, felicidades a Alister y a su novia por su reciente boda escocesa y por dejarnos hacer una foto con ellos. Le gritamos "Vivan los novios", y ella nos contesta en perfecto castellano "Mi armario es demasiado pequeño para toda mi ropa". Nos quedamos todos extrañados mirando y nos dice con su acento escocés "That's the only thing I can say in Spanish"
24 horas en Edimburgo y ya tienen un inglés fluido.........lo que hace el clima.......
ResponderEliminar