viernes, 21 de julio de 2017

20 CASTLE AND DISCO

Los días siguen su curso y aunque nos quedan lugares que explorar y momentos de los que disfrutar, nuestros chicos ya empiezan a sentir que el tiempo se les está pasando demasiado deprisa; no es que no quieran volver a casa, es que no quieren que estas tres semanas se acaben tan pronto, y estamos de "paso de ecuador"; ¿será por eso que hoy teníamos fiesta "Disco"?. 

Hoy tocaba una de las visitas más bonitas, The Castle of Edinburgh, una antigua fortaleza situada en la cima de la calle conocida como Royal Mile. Antes de salir, en los jardines de la escuela Neil y su compañera nos explicaron detalladamente la historia de la fortaleza y los lugares que no debíamos perdernos: el gran cañón, la capilla y los calabozos. Al llegar, en el acceso atravesamos un recinto rodeado de gradas donde se celebra el famoso desfile militar Tattoo en agosto de cada año; ¡¡y ya lo tienen todo preparado!!

Una vez dentro, y con nuestras correspondientes tareas para realizar, la tropa ha podido investigar por su cuenta todos los entresijos del castillo y apreciar las magnificas vistas de Edimburgo que desde alli se ven. Algunos con más interés que otros, fueron completando el trabajo encomendado, a pesar de que algunos parecen más interesados en "otras tareas" zaragozanas y de las que no sacan nada claro.

Una de las partes más impresionantes y a la vez un poco tenebrosa, eran los calabozos donde se encarcelaba a los prisioneros de guerra hasta la II Guerra Mundial, y en los cuales varios de nuestros "delincuentes" tuvieron la oportunidad de sentirse encerrados por un rato.También hubo tiempo para admirar las joyas de la corona escocesa, protegidas por una puerta blindada de gran grosor. Esta consisten en el cetro, la corona y la piedra sobre la que se sienta el futuro rey durante la ceremonia de coronación, denominada "Piedra del Destino". 

Otra de las atracciones es el gran cañón: "Mills Mount", de unas dimensiones extraordinarias y aunque ahora ha sido sustituido por otro a su lado, todos los días se dispara una salva a la 1.00 pm puntual para que la gente ponga sus relojes en hora, como manda la tradición.

Ya con las cámaras llenas de fotos y con algo de cansancio, nos pusimos en marcha a coger los buses que nos llevarían a cada uno a su casa, para poder cenar tranquilamente y prepararse para el baile en la disco.

La disco fue el fin de fiesta del día, al que algunas aparecieron más "arregladitas" que otras y, por supuesto, que ellos. Al llegar al lugar, un gran salón, una disco móvil amenizó la fiesta, mientras Adrián y yo aprovechamos para cenar. Así que las monitoras vigilaron el "percal" y nuestro fotógrafo oficial dejaba constancia de lo que sucedía. Es por ello que hay muy pocos documentos gráficos de este acontecimiento, achacables según el interfecto a "que no estaban quietos", dijo. ¿Qué se esperaba en una fiesta? 

A las 21.45, fin de fiesta y cada uno a su "garita" en taxi.






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