Esta es, por lo general, la mañana que implica más nervios pues supone el reencuentro con los compañeros de viaje, pero para hacerlo aún más complicado, después de haber superado la prueba de pasar la noche en una casa desconocida, con gente desconocida que hablan raro y con un acento marcado. Si a todo eso le sumamos que he logrado encontrar el camino del colegio sin perderme demasiadas veces, entonces ya es de medalla.
A las 9.00, con mayor o menor puntualidad, estábamos en la escuela listos para nuestra actividad matinal. Sophie, la monitora de ayer, nos esperaba con las tablets, de manera que hicimos equipos de tres o cuatro componentes que tenían que ir siguiendo las rutas marcadas en una especie de Google Maps y en cada lugar destacado pararte a observar y responder a una serie de preguntas culturales sobre el lugar en que te encontrabas; de este modo ibas consiguiendo puntos según el nivel de dificultad mientras aprendías sobre la zona y te divertías. Además de contestar, teníamos que realizar ciertos retos como hacer un numerito artístico en la calle o sacar alguna fotografía del lugar requerido.
Además de Sophie, durante todo el trayecto nos acompañó la lluvia, esta bastante más incordiante que la encantadora monitora, de manera que los chubasqueros y los paraguas prestados por el colegio, se convirtieron en preciadas posesiones. De hecho, decidimos hacer un descanso al llegar al centro para tomar algo caliente que nos diera un poco de energía. Así, una vez recorrida toda la zona de Leith (entorno de la escuela) y el centro: Princess Street y la Royal Mile nos dieron las 12.00 y regresamos al colegio para comer.
Allí teníamos dispuestas nuestras bolsas con bocadillos, patatas fritas y mandarinas, de las que dimos buena cuenta pues estaban bastante ricos. A partir de aquí, empezaban a verse caras congestionadas, especialmente Anxela, Candela y Belén, no por la digestión, sino porque se acercaba el momento del examen de nivel. De este modo a las 13.30, subieron al aula 8 y completaron la prueba oral y escrita para luego bajar a una divertida charla orientativa con Charlotte, la jefa de estudios, donde les explicó las normas, vocabulario específico y típico escocés, precauciones a tener en cuenta, curiosidades, etc. Entretanto, los profesores corregían los exámenes y les asignaron las aulas para empezar la primera clase.
A las 17.30 comenzaba la segunda prueba de supervivencia: lograr llegar a casa para cenar. Aquí la campeona fue Angela, que se equivocó de lado de la calle y tomó el bus en dirección contraria. Cuando se percató, bajo y tomó el correcto pero se bajó mucho, pero que mucho antes de lo que debía. De manera que casi hizo el Camino de Santiago en una tarde. Mañana a primera hora haremos un entrenamiento de ida y vuelta para evitar que esto le vuelva a suceder.
En fin, todos en casa y preparados para una nueva jornada, triple en esta ocasión: actividades, clases y actividades.
Los destacados de jornada de hoy son; Ángela por perderse y ser la primera en inaugurar el fondo social del grupo (más conocido como "la saca") con una libra por un palabro que le salió mientras jugaba al futbolín. por otra parte, tenemos a Lucía a Alejandro, que se olvidaron el billete de bus entregado por la escuela y tuvieron que abonar uno para poder ir al centro. Menos mal que son diarios. Hoy les dieron los otros 18 billetes, uno para cada día, A ver cuantos perdemos hasta fin de curso. Y finalmente, hoy añadimos a Quique al grupo porque pasó un mal rato los minutos que su nuevo y querido Pikachu de peluche estuvo perdido por culpa de algún "desaprensivo" que lo cambió de lugar. Es que ...
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