
Decía que una parte de la fórmula lo formaba un "buen almuerzo" pues eso, hoy comimos bien y sin tener que gastar ni un dólar. La escuela nos invitó a pizzas y refrescos a todos los alumnos españoles, brasileños, árabes y chinos para celebrar el fin de curso. Algunos se quedan unos días más pero se aprovecharon de nuestra despedida. La
emoción embargaba el ambiente. Todo eran abrazos de despedida y algunas mejillas se llenaron de lagrimones que acababan aterrizando en el hombro del amigo. ¡¡Qué pena tenían todos!! Los que se van y los que se quedan; entre los que se quedan cuentan también los profesores que se han encariñado con los chicos. Todo han sido alabanzas para ellos no sólo por su nivel de inglés sino sobre todo por su comportamiento y su saber estar en todo momento tanto durante las clases como en las actividades. Tenía que decíroslo a los padres para que veáis que lo que os esforzáis con ellos siempre tiene su recompensa personal y el reconocimiento ajeno.
Había tanta emoción que no les he podido casi sacar fotos con sus diplomas y evaluaciones. aunque alguno se dejó y os la pongo para que quede constancia.
Tras tanta pena, me los llevé a un aula y les repartí a cada uno el dinero que nos sobró de los dólares que me disteis. Invertimos una buena parte de lo gastado en parque de atracciones, patinaje sobre hielo, el sea safari, teléfono, fiesta de despedida, regalos, premios, etc. y les entregué a cada uno $65. ¡¡Se llevaron una alegría, que aunque no les compensó la pena, al menos la minimizó un poco durante un rato!! A alguno ya le he avisado que los conserve por si hay que pagar el sobrepeso de la maleta en el aeropuerto.
Una vez terminada la reunión nos fuimos a la actividad del Planetarium, la gran mayoría, y Dani y Jacobo se fueron con otros alumnos a jugar al fútbol, pues la escuela nos dio a elegir: deporte o "siesta". Por cierto, lo peor de la siesta fue el susto-pesadilla de Ana E. cuando durante 10 minutos su móvil se lo había tragado un agujero negro de su asiento al volver en si de su sueñecito. Una alumna china lo encontró y se lo entregó a la profesora.
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