Capilano Suspension es una de la mayores atracciones de Vancouver, solo hay que ver que el puente colgante estaba tan concurrido que se hacía muy difícil mantener el equilibrio con el balanceo. Este puente tiene unos 150 m de largo y salva sobre un precipicio de unos 70 m al fondo del cual fluye un precioso río, que en este momento no lleva demasiado caudal.
Antes de cruzar al otro lado nos contaron la historia de los diferentes propietarios de la enorme finca remontándose a hace 150 años, algo viejísimo tratándose de estos lares, cuando un tal
Mackay a sus 48 años se casó con una adolescente de 19 y tuvieron un hijo y un perro, ambos llamados Bryan. ¿Por qué perro e hijo llevaban el mismo nombre? No reason. Bien, pues este ingeniero levantó este puente con cuerdas y cedro, pero ahora se han cambiado por firmes cables de acero inoxidable en beneficio de la seguridad.
Por otra parte, en 1935 otro de los propietarios pidió a los nativos que levantasen sus totems en un espacio que les cedió y ahora se pueden apreciar en toda su grandeza y cada uno cuenta una historia en sus tallas.
Tras pasar al otro lado del río otra monitora del parque nos explicó las diferentes especies de árboles, entre los que destacaba el Dougkas Fir (abeto Douglas),
curioso porque no tiene ramas más que en la cima y puede medir hasta 60 m.; otra de sus particularidades es su corteza que puede soportar no sé cuantos grados sin inflamarse y en caso de suceder, la copa desprende unas piñas que explotan como palomitas de maíz desperdigando las semillas todo alrededor y regenerando el bosque por si mismas. Otro de los famosos arboles era el maple tree (arce) del que se extrae el famoso sirope, bebida nacional y que todos tendréis en casa cuando regresen.
A partir de aquí nos fuimos siguiendo la ruta marcada. La primera atracción era el Treetop Adventure, creada en 2004. Esta consiste en una serie de puentes y balcones que van de árbol en árbol de manera que recorres toda la ruta a 30 m. del suelo.
Finalmente, para terminar la visita nos quedaba el Cliff Walk, construido en 2011, y cuya particularidad es que está colgado sobre un acantilado y en algunas partes su suelo es de cristal o de enrejado de forma que pareces flotar sobre el vacío.
Al finalizar regresamos al cole en nuestro bus amarillo y nos dispersamos. Unos se fueron a Main St. porque al parecer rodaban la película de Flash y querían ver a los actores. Otros nos dirigimos a Gastown, la parte más antigua de la ciudad donde John "Gassy Jack" Deighton en 1867 levantó una taberna en una tienda de campaña y alrededor de la misma se fueron construyendo casas y este fue el comienzo de Vancouver, cuyo nombre se decidió bajo un arce en el lugar donde está ahora la estatua del tabernero. Otra de
las particularidades de la zona es el famoso Reloj de Vapor, alrededor del cual se arremolinan los turistas para escuchar sus silbidos.
Un día muy completo que comenzó con un bajón de tensión de Fátima, que la obligó a quedarse en casa toda la mañana con Ana de babysitter pero que por la tarde ya estaba en plena forma.
Bueno, por otra parte, nos llevamos un buen disgusto por el precio de los helados en el parque, un cucurucho de vainilla valía $6,50 + Taxes. Un precio que te deja realmente "helado" el cuerpo y calentito el bolsillo.
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