jueves, 19 de julio de 2018

19 HOWTH

La entrada de hoy casi debería empezarla por el final porque después de un día fantástico, tanto a nivel actividad como climatológico, nos ha fastidiado un poco el transporte. El DART, ese famoso tren que te lleva por la costa, a la ida nos obligó a hacer un transbordo inesperado a mitad de trayecto, lo cual implicó un retraso sensible al destino. 
Al regreso el tema empeoró dramáticamente, pues no sólo se averió antes de recogernos y llegó con 40 minutos de retraso sino que también nos obligó a un nuevo trasbordo una estación antes de nuestro destino. ¡¡Dios, que viaje tan largo!! Y aún nos quedaba el bus 46A en hora punta... En consecuencia, todos con el Whatsapp de la family avisando del retraso y esperando respuestas. En conclusión, que hoy cenamos a la hora española... lástima que lo que hay sobre el plato se parezca poco a lo que nos encontraríamos en casa con mami, sobre todo para algunos, porque a otros los miman a base de bien.

Pero antes de todo esto... a mediodía jugamos nuestro torneo de ping-pong, en el que el ganador fue Pedro con cuatro victorias, seguido muy de cerca por Clara con tres y a continuación Eva y Antía. Mañana volveremos a dar la revancha y esperamos más participantes. Ya hemos descubierto que es una buena idea guardarse una bola en la mochila porque desde que ha llegado esta nueva remesa de italianos, es imposible hacerse con unas palas y una pelota. Así que Pedro es el encargado de la “snitch”.

De ahí nos fuimos a Howth. Este es un pueblecito costero que se encuentra al otro lado de la bahía y que se puede ver desde nuestro pueblo de Blackrock. Allí nos compramos un helado para coger fuerzas y poder subir la cuesta y alcanzar el sendero que nos llevaría a lo largo de unos 6 km por encima de los acantilados hasta la cumbre de la montaña, desde la que se divisan ambos lados de la ensenada. 
Todo ello, pasando por la casa de Yeats, famoso poeta y dramaturgo irlandés que vivió a caballo de los siglos XIX y XX y que fue galardonado con el Premio Nobel en 1923 y el cual residió unos años en esta preciosa localidad. Con un día de sol tan espléndido era imposible no quedarse embelesado mirando el paisaje... y, por supuesto, aprovechar para fotos y poses de "Instagrammers" de esas en las que si me pongo de espaldas, si miro al cielo, si de lado pero que no se me vea la cara, si levantando los brazos... ¡todo un "book"!

Total, que la ruta que debía durar 90 minutos pasó a convertirse en un paseo de dos horas y cuarto y esto no nos permitió llegar a ver la abadía, el castillo o la tumba megalítica... ¡¡Habrá que volver!! 
Paula V. y Nayara se han comprometido a hacerlo con sus respectivas parejas, llegado el momento, y aprovechar un 2X1 de descuento, como en las pizzas. A propósito de ellas, es la primera vez que nos dan la espalda... nunca antes había ido en cabeza del grupo, lideradas por Kike... ¡Esto es el mundo al revés!

Es indudable que esta ciudad tiene un encanto especial que atrae a muchos turistas y amantes de la naturaleza a disfrutar de sus paisajes, su mar y su playa, aunque carece de baños a disposición del transeúnte, porque Kitty (Paula M) y Ángela pasaron un mal rato intentando localizar uno después de tanto despliegue por el monte. 

En conclusión, un día genial, como bien podréis apreciar las fotos. ¡¡Ahhh, y que no se me olvide!! Preparaos para el nuevo invento del siglo de la mano de Paula M.: ¡el "churro creppe"! No os digo más, que si no le podéis robar la idea y luego la pobre se nos queda sin negocio. ¡Hasta mañana!



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