Hoy empezamos el día con una alegría porque
Rebeca y Sofía estaban a la hora en el autobús y no se habían perdido como las
otras veces, a pesar de tener el itinerario detallado desde hace días por parte
de la familia.
Después de clase asistimos a un evento muy
especial que fue el paso de la antorcha olímpica, ya que la ciudad acoge los
Panamerican Olympics, que vienen a ser unos juegos olímpicos para toda América.
Por eso, alrededor del cole había montones de puestos, helados gratis, batucada,
animaciones... De manera que nos fuimos todos a comer al parque y a participar
del evento y todo lo que lo rodea, unos aprovechando para tumbarse al sol, otros
para comer magdalenas de regalos, otros para bailar alritmo dela música y, los
más, haciéndose con banderitas conmemorativas.
Un par de horas mas tarde cogimos el metro
para irnos al centro de la ciudad y hacer tiempo antes de la actividad
principal. Una vez allí nos acercamos al Hardrock Cafe y paseamos por Dundas
Square que viene a ser una la típica plaza con grandes luminosos y pantallas
gigantes al estilo se Times Square o Picadilly Circus. Algunos aprovecharon para
ir de compras o visitar el Apple Store buscando gangas que no existían. Lo mas
atractivo que se encontraron fue un guapo nativo con el que se hicieron montones
de fotos...o mejor dicho selfies, que es lo que se lleva ahora. No os creáis que
se sintió acobardado o abrumado por tanta atención, sino inmensamente alagado,
así que fue victima fácil.
Tras tanto sobresalto y después de un
pequeño paseo, montamos en un "street car" (trolebús) y nos encaminamos al plato
fuerte del día que era la fiesta en un barco navegando sobre el lago Ontario,
disfrutando de la música y del skyline de la ciudad. Un Dj superprofesional puso
todo tipo de temas para todas las nacionalidades que se encontraban abordo
(taiwaneses, italianos, árabes, coreanos,...) Entre foto y foto, Saul, Barbara,
Kelly y alguno más demostraron sus habilidades moviendo el esqueleto (de algo
tenían que servir las horas de Hugo, Leticia o Miriam). Ana incluso impartió
unas clases a unas japonesas.
A las 22h el barco atracó de nuevo en el
puerto y a la carrera regresamos cada uno a su madriguera.
Ha sido un día muy largo y están todos
agotados. A ver cuantos llegan tarde mañana.
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