Esta mañana fueron
apareciendo poco a poco como salidos de sus madrigueras a medida que iban
subiendo las escaleras automáticas del metro. Unos más somnolientos que otros,
otros con su café del Starbucks muy al estilo americano, otros felices de haber
"sobrevivido" a su primera noche en una casa extraña y otros encantados con sus
familias contando batallitas de sus peripecias.
Tras un rato
esperando,nos desplazaron a todos al "gran salón" donde comenzarían sus exámenes
para determinar el nivel de cada uno de ellos; estos incluían unas preguntas de
gramática, un texto que escribir y una entrevista personal con uno de los
examinadores (alguna alegaba no haberlo hecho muy bien porque se distraía
admirando la belleza del profesor y eso la despistaba)... En fin, mañana veremos
los resultados.
Tras disfrutar de
nuestra primera comida americana (bocadillos, agua y alguna fruta) salimos un
rato al parque de enfrente a tirarnos en el césped y charlar un rato hasta que
llegara Geoffrey, quien se encargaría de llevarnos al centro y enseñarnos el
viejo ayuntamiento antes de meternos en el mayor centro comercial de la ciudad.
Una vez más las más espabiladas se pusieron en cabeza siguiendo el contoneo del
nuevo monitor (Dios como sigamos teniendo tanto Adonis entre el personal de la
escuela, a ver quien consigue que esta tropa femenina se concentre.)
Nos tomamos un par de
horas para disfrutar de todas las tiendas y alguno ya apareció con sus primeras
compras, otras se retrasaron y ya empezaron a engordar la "saca" para la cena de
fin de curso abonando un dolar cada una: Ana L., Paula, Luci Dafonte y... como
no, Sofía Fernández, quien este año seguro que supera a Adrián en aportaciones a
la comunidad. En estas estábamos cunado se presenta un trío con un micro
haciendo entrevistas para "no sé qué" programa y ... ¡¡adivinad quien se
presentó voluntario!! Pues claro, Saúl. El más dicharachero de la manada.Aunque
para lenguas las de Emily y Antía que se tomaron no sé muy bien qué granizada
que se las dejó de un azul turquesa que daba pavor.
Bien, una vez todos
agrupados nos fuimos al metro para regresar a casa. Primer día hay que irse
pronto para tener margen al error y estar recogidos en el refugio tempranito.
Antía y Lucía en una dirección porque se ahorraban un buen rato, los demás hacia
el norte y bajándose por grupos a medida que íbamos pasando las diferentes
estaciones. Al final, en la última parada nos bajamos el lote más grande y nos
distribuimos en los diferentes buses, especialmente, el 60 y el rocket
199.
Todos deben estar sanos
y salvo porque nadie me ha llamado, así que las instrucciones que les dimos y
les dieron las familias han debido resultar.
¡¡Hasta mañana!! Hay
que luchar contra el jet-lag y recuperar el "sueño perdido".
Qué decir de las madres que obsesionada por "su chico", esperan ansiosas las fotos del día siguiente.Me encanta verlos sonreír y te hacen pensar en lo rápido que la vida transcurre.Gracias a ti y a todos por esas sonrisas.Un saludo, Natalia Freire.
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