¡¡Último día de clase!! Y hemos hecho las pruebas de Trinity!! En cuanto a lo segundo lo sentimos mucho por los tres que han suspendido, todos ellos en niveles muy altos (8 y 9), pero nos alegramos mucho por los otros 16 que lo han superado con solvencia, la mayoría más que bien.
A lo largo de la mañana fueron haciendo el examen e incorporándose a las clases a medida que iban terminando la prueba con la examinadora Laura. Previamente Karen, la coordinadora, les hacía una práctica de 10 minutos mediante preguntas y dialogando con ellos para que fueran habituando el oído. Eso les ayudó mucho, sobre todo para ir más tranquilos, porque esto siempre impone un poco.
Como ya habíamos tenido suficiente stress a lo largo de la mañana nos tomamos la tarde libre para hacer las últimas compras y deambular por la ciudad sin rumbo fijo: una camisa para unos, unas Vans para los otros, Diego y sus cascos nuevos… en fin, un poco de todo. Y a las 16.30 nos reunimos en el gran salón porque Anna, la jefa de estudios, nos iba a entregar los diplomas y darnos un pequeño discurso; así fueron nombrando uno por uno y con un beso (o dos) recogieron su certificado acreditando que habían tomado parte en este curso. Incluso los profes tenemos uno!! ¡¡Estamos anonadados!!
Al terminar cenamos, a las 17.00; ¡¡menudas horas!! Nos sirvieron arroz a unos y pasta a otros, todo ello acompañado de unas “suculentas” verduritas hervidas. Una vez rematada tan opípara comida, salimos porque queríamos ver pasar a los “giants” (gigantes) que son una atracción en la ciudad y alrededores, como comenté ayer. El primero en llegar fue un inmenso perro negro que movía los ojos, la boca, la cola, las patas… y luego la niña que comía su piruleta y paseaba por la calle. Incluso permitió a los menores de 10 anos columpiarse en sus brazos. Cuando nos pareció cambiamos a la otra calle y bajamos hasta el centro por donde desfilaba la abuela, primero caminando para luego ponerla en una silla de ruedas y continuar camino. Ya tiene una edad, así que ayer os la ensené dormida y hoy la vimos en su silla.
Ya era hora de volver al colegio porque hoy había fiesta hasta 21.15, hora de salir. Fue día de despedidas, abrazos, besos y alguna que otra lágrima se vertió por los madrileños, valencianos y demás con los que se trabó una buena amistad y a los que difícilmente volverán a ver, pero tampoco olvidar.
Mañana toca Manchester y hacer la maleta. Nos pasan a recoger a las 04.30 de la madrugada, así que no sé si seré capaz de escribir el blog con tan poco margen de tiempo… ¡¡A ver que pasa!!
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