Hoy iba a ser un día “guerrero”, así que nos levantamos un poco más tarde que de costumbre pero con hambre de hacer muchas cosas en poco tiempo. A las 10.45 estábamos todos presentes, salvo Sofía e Isabel, en el punto de encuentro que era en Williamson Square, para dirigirnos al cine donde nos esperaba la película “How to train my dragon”.
Nos presentamos en el cine con tiempo suficiente para coger nuestras entradas, comprar unas palomitas y refrescos y hacernos un par de fotos para el blog. Nos sentamos todos bien juntitos y disfrutamos de los dibujos animados durante noventa minutos y vimos como el muchacho protagonista salvaba a todos los dragones de los malvados; aunque previamente sufrimos unos veinte minutos de publicidad, así que abandonamos en cine a las 13.15.
Salieron varios desesperados que querían hacerse con unos tenis para jugar en el paintball pues habíamos oído que podían ensuciarse los zapatos. Todos afanados se metieron en Primark y salieron con siete pares de zapatillas negras y azules, las de ellas a 6 y las de ellos a 8 libras, y Manuel aprovechó también para comprar un cinturón que sujetase sus pantalones (1 libra). Mientras esperábamos a que salieran de la tienda nos comimos nuestro lunch a la carrera y emprendimos camino hacia el local de la lucha.
Al llegar nos dividimos en cuatro equipos y entramos para competir de dos en dos. Antes de acceder al capo de batalla ya se habían entretenido pisándose unos a otros la zapatillas nuevas, asi que ya estban sucias antes de entrar. Teníamos 30 minutos por combate y disponíamos de 200 balas para eliminar al equipo contrario y hacernos con la bandera. En el primer combate ganó el equipo de Álvaro, Bárbara, Isabel, Felipe y Raquel le arrebató la enseña al equipo contrario, por lo que salieron victoriosos por 1 a 0. En la segunda contienda mi equipo salió derrotado por partida doble eliminado por el compuesto por Adrián, Manuel, Fernando, Marta y Sofía, quienes a la postre fueron los vencedores finales. Sucios, llenos de pintura por todas partes y cansados tras dos horas de guerrilla descubrimos los moratones que nos habían salido según la parte del cuerpo en el que impactaran las bolas. Algunos un poco más dolidos que otros (sobre todo en el orgullo) repasamos las jugadas durante un rato y salimos hacia el centro a relajarnos una horita antes de volver a casa.
Al final, tuvimos la visión más sangrienta del día al ver un espectáculo digno de de National Geographic en directo en el que observamos como una gaviota atrapaba a una paloma y se la comía, entre los gritos de los nuestros y de la gente que pasaba por Williamson Square. Un show muy poco agradable de ver o de contar, que nos dejó mal cuerpo a todos.
Fue un día guerrero como decíamos al principio y descubrimos que el más rápido de todos es Fernando, pero no en el Paintball, sino haciendo preguntas. Puede acribillar a cualquiera, según dice Sergio, tiene capacidad de hacer unas cuatro por segundo… ¡¡Doy fe!!
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