Hoy al llegar al cole nos encontramos invadidos por la bella Italia. Un numeroso grupo de estudiantes transalpinos se se han incorporado a las aulas hoy, así que a muchos de los nuestros les han tocado en las aulas. Tras las clases y conseguir que la tarjeta de Adrián por fin cumpliese con su cometido, nos pusimos a nuestro lunch.
Tras la comida un ratito de asueto y nos fuimos al bus que compartíamos, como no, con los italianos y nos fuimos a Crosby Beach con una tarde soleada ideal para estar en la playa. Este lugar es famoso por contener un centenar de estatuas de hierro de aproximadamente 1,90 de altura y 650 kg. de peso, que se extienden a lo largo de la playa unos 3,2 Km. Estas figuras representan a su autor, Anthony Gormley, y han formado parte de una exposición itinerante durante años por Alemania, Noruega y Belgica y estaba planeado que después de Liverpool se trasladasen a Nueva York, pero se tomó la decisión de que quedasen aquí permanentemente.
Al llegar descubrimos la preciosa playa, que aunque poco recomendable para el baño por su insalubridad era muy apropiada para practicar deportes como el fútbol pues es muy llana y la marea baja deprisa. Con estos conocimientos comenzó un torneo de fútbol en el se juagaba el Tres Naciones: Italia, Francia y España. En la primera ronda España cayó derrotada por 3-0 ante Italia, que nos borró del partido, así como hizo con Francia. Ante estos últimos ganamos 1-0 con un espectacular gol de “James” Felipe que la bajó con el pecho a pase de Diego, acomodó el cuerpo y sin dejar que el baló tocara el suela la golpeó con el empeine marcando un gol antológico, que no recogieron las cámaras pero que nosotros queremos relatar desde aquí para que quede constancia. En definitiva, quedamos segundos. Aunque tenemos opción de revancha el viernes sobre la hierba del parque que visitaremos.
Mientras estos futboleros perseguían el balón intentando evitar que los derrotaran los demás jugaban con hula-hop o freebys o se dedicaban a ver las diferentes estatuas que a medida que la marea bajaba emergían del mar como pequeños submarinos que van asomando la cabeza, al tiempo que causan una impresión inquietante.
Luego a los buses y un ratito de relax por el centro hasta las 17:30, hora de recogernos sin novedad. Bueno. sí, una; Marta y Marta Mª son tan despistadas que siguen pasándose de parada, menos mal que van hasta cerca de la nuestra y las avisamos porque sino alguna vez harían el viaje de regreso. ¡¡Miedo me dan estas por Londres y su metro!! Advertidas están.
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