sábado, 6 de julio de 2013

05 Leaving Spain

 

P1080426 Los ourensanos nos pegamos un madrugón que no envidiaron nada ni madrileños ni asturianos, aunque nuestra valenciana Ana también sufrió en sus carnes el ver amanecer. La primera sorpresa nos la dio Sandra al confundir fechas y estar plácidamente dormida cuando todos estábamos esperando por ella en el autobús; nada que no se pudiera solucionar cuando un padre se decide a coger el coche y conducir hasta Vigo para llegar con más de una hora de margen. ¡¡Sufridos padres algunos!!

En Madrid nos reunimos la tropa al completo y asaltamos el avión desperdigados en diferentes butacas así que Santiago y Adrián estaban en un extremo, María al centro y los demás hacia la cola. El vuelo transcurrió con total normalidad aunque al final a alguno ya se le estaba haciendo largo; tan largo que aprovecharon para ir presentándose e iniciando los primeros contactos e intercambio de opiniones. Con el buen tiempo reinante, alguna que otra turbulencia y pequeñas siestas acompañadas del tradicional juego de cartas “Chúpate dos” se consumieron las horas y aterrizamos en Miami con media hora de adelanto sobre la hora prevista.

Desembarcamos relajados aunque siempre con el temor más que fundado de si nuestro equipaje habría llegado con normalidad; cosa que comprobamos tras pasar el exhaustivo control de aduanas con pruebas dactilares y foto de cada componente de la tropa, incluida la del “jefe”, como dijo el guardia de rigor en perfecto cubano.

Al salir nos dimos de bruces con ese golpe de calor que hace que se te pegue la camisa al cuerpo mientras nos encaminábamos al bus acompañados de dos “activity leaders” de la escuela que nos iban poniendo al corriente de lo que nos depararían las próximas horas. Al llegar a La Quinta, nuestro cole, nos recibieron con unos refrescos helados y unas botellas de agua que agradecimos enormemente; mientras degustábamos nuestras bebidas aprovechamos para activar móviles, conectar redes y comprobar que la tecnología respondiera a nuestras expectativas y, así fue, hasta donde sabemos.

A las 18:00 h comenzaron a llegar familias: a Javi y Adri les tocó un ex jugador de fútbol americano y entrenador de lucha libre montado en una pick-up de impresión, a otros les vino la paisana de rigor en un Lincoln al que no se sabía donde acababa, otra se acordaba de nosotros porque había alojado a Molina hace cuatro años en nuestra anterior visita… Y así fueron apareciendo todos hasta que se llevaron a las últimas: Sara y Alba que ya empezaban a desesperar.

Con la tropa repartida en sus diferentes guaridas, Cris y yo nos fuimos al taxi que nos llevaría a nuestra casa donde nos esperaba Bea Brown con la que vamos a compartir estas tres semanas. Y mañana… Miami Seaquarium, pero eso será otra historia.

3 comentarios:

  1. papili_quiros@hotmail.com6 de julio de 2013, 15:22

    Ya se os nota el acento yankie. Vigilad los mosquitos, que allí llevan copiloto y azafatas. Como siempre, genial. Disfrutad a tope que aquí estamos cocidos.

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  2. genial el reportero gráfico. besitos cris.

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  3. Menudo despertar me diste,creí que era para ir a jugar al pádel. Lo importante es que salió todo bien. Que lo paséis bien.Un saludo a toda la tropa

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