sábado, 20 de julio de 2013

19 Cruise and Las Olas Beach

 

 

P1080934 Hoy nos han dejado de crecer las escamas y las branquias y hemos vuelto a disfrutar del sol de Florida, ese que echamos tanto de menos a lo largo de esta semana; se cumplieron los pronósticos y llovió por la noche para respetarnos durante el día. Así que, más contentos que una tortuga con ruedines, nos fuimos a nuestro bus amarillo para emprender rumbo a los canales.

Era un trayecto de unos quince minutos que acabó en el mismo lugar donde varios de los chicos habían asistido a clase hace tres años en el viaje de idiomas que habíamos hecho entonces; así que recordaron viejos tiempos comiéndose unas “cookies” de la cafetería que había al lado, la más famosa del barrio.

Con poco tiempo que perder, levamos anclas y emprendimos el crucero a bordo de nuestro “transatlántico”  particular, de manera que unos subieron a la cubierta superior a sentarse a la sombra del toldo, otros prefirieron quedarse al fresco del aire acondicionado de la zona inferior y otro grupo prefirió tirarse al sol en la proa, mientras todos ellos disfrutaban de las vista. A lo largo del recorrido, el capitán nos informaba por megafonía de los precios de las mansiones que veíamos a cada lado del canal, partiendo de los 4 y hasta rebasar holgadamente los 12 millones de dólares, propiedad, evidentemente, de gente adinerada por negocios. pero sobre todo, jugadores de fútbol americano o baseball y famosos del mundo del cine y la televisión. Los “lagartos” al sol poco a poco fueron desfilando buscando refugio en el aire acondicionado mientras saboreaban una bebida refrescante para hidratarse y otros fueron a ocupar sus lugares ahora vacantes. Una hora después de soltar amarras regresamos a puerto y volvimos a nuestros queridos buses amarillos. ¡¡Llegaba el momento de la playa, por fin!!

P1080966 Nos desplazamos a la zona más famosa de Fort Lauderdale, que es su paseo marítimo denominado Las Olas, donde se encuentran bares, tiendas de souveniers, boutiques, heladerías, etc. Al desembarcar ya nos dividimos: los que buscaban sol y agua hacia la arena y los que buscaban recuerdos y regalitos hacia el asfalto. Total que quedamos “fifty fifty”. Los de la arena volaron al agua a refrescarse lo primero, para luego un lote de ellos demandar la revancha de la Copa Confederaciones al grupito de brasileños, pero esta vez de fútbol playa. Así que se montó una buena pachanga que al final no sé como terminó, pero no hubo lesionados; aunque muchos estaban doloridos, unos de los bolos del miércoles y otros de las caídas y la tensión del patinaje sobre hielo de ayer.

Los que se fueron a las tiendas, acabaron todos sucumbiendo a la tentación de los helados de yogurt, esos que venden al peso, y que hacen que se relaman los bigotes como los gatos durante un buen rato. Compraron los detallitos que les faltaban para los amigos, aunque se quejaron que los precios eran más altos que en Ft. Lauderdale Beach.

A las 17.40 estábamos en el cole con el tiempo suficiente para una zambullida en la piscina y cinco minutos de relax en el hirviente jacuzzi, antes de que llegaran las familias. Mañana de nuevo madrugar, 7.45 salimos rumbo a Key Largo, al sur de Florida… pero eso ya os lo contaré.

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