Nuestros planes de crucero se frustraron tras un amanecer dubitativo y una mañana de aguacero interminable. Hay una tormenta a unos kilómetros de la costa oeste que nos está haciendo padecer los rigores de la lluvia. Os dejamos un ejemplo para que tengáis constancia que no mentimos. En definitiva, que el crucero que pensábamos hacer por los canales se fue por el desagüe, nunca mejor dicho, y al escuela aceptó intercambiar las actividades con la de mañana, esto tras mucho insistir.
Puestos en estas tesituras, unos más satisfechos que otros, aceptaron de buen grado el cambio; sobre todo porque la comida de hoy (arroz con pollo) no despertó las pasiones que el cocinero había depositado en ello mientras la preparaba y, como ya todos saben muy bien, en los centros comerciales hay una zona (food court) donde se aglutinan una gran variedad de puestos de diferentes tipos de comida y siempre aparece “un roto para un descosido”. Y más aún, si entramos directamente a través del food court; todos paran sin adentrarse más en el mundo del consumo material; primero hay que dar satisfacción al cuerpo para que luego el alma esté más dispuesta. Luego nos fuimos desperdigando con parsimonia la mayoría, aunque siempre hay algunas que nunca es suficiente el tiempo de compras, más aún sabiendo que es el último día que dedicamos a esto.
Cuando nos reunimos para regresar, los brasileños, recién aterrizados el sábado, nos había usurpado los puestos en nuestro particular “tractor amarillo”, así que como viejos soldados en estas lides reclamaron su trinchera y los pobres sudamericanos tuvieron que irse al bus 3, que era en realidad el que les pertenecía y en el que habían venido. Observando la cantidad de bolsas, hoy volvemos a dar como ganadora a Ana Ramada, que creemos que le van a dar acciones en Abercrombie & Fitch y en Hollister, seguida muy de cerca y con solo una décimas de desventaja por Sofía y Ana Láiz, que hicieron acopio de los penúltimos regalos que les faltaban. Después están los personajes como Rubén, que su único capricho es comprarse un “lagarto” de gominola de casi un kilo.
El regreso fue mucho más plácido pues ya había cesado la lluvia y no nos encontramos con ningún accidente como en la ida. Al llegar breve partida de XBox, charlas, risas y familias que se presentan diez minutos antes para llevarse a sus inquilinos a casa para cenar.
Alguien sugirió acertadamente que creásemos un grupo de Whatsup para las novedades de última hora, así que de inmediato Cristina se ha puesto a ello y desde que funciona el teléfono no deja de sonar. ¡¡Qué grato martirio!! Por si no teníamos suficientes bromas a lo largo del día…
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