domingo, 15 de julio de 2018

15 PHOENIX PARK

En esta ocasión contamos con Ángela como redactora jefe y yo simplemente hago las veces de "corrector-revisor"; es su recompensa por haber sido solo postdata en la entrada de ayer:

Hoy estrenamos nuestros paraguas porque ha amanecido un mal día, triste y lluvioso. Pero eso no nos ha impedido levantarnos con mucha fuerza e ir al centro de Dublin cargados de ánimos y buenas vibraciones. Así que allá nos fuimos a nuestro tren DART recorriendo la costa cubierta de cierta neblina, mientras Ángela (yo misma) se hacía la raya de los ojos manteniendo el equilibrio con una habilidad digna del Circo de los Muchachos. 

Al llegar visitamos Phoenix Park, el parque cerrado más grande de Europa, donde alimentamos a unos pequeños ciervos con la fruta que nos habían dado en nuestro packed lunch. Este parque está rodeado por un muro de unos 16 km de longitud y unos tres metros de alto y es mucho más grande que Central Park en Nueva York o Hyde Park en Londres. Entre sus muros se encuentran la embajada estadounidense, la residencia del Primer Ministro de Irlanda, el zoo o los monumentos a Wellington o la cruz conmemorativa de la visita del Papa Juan Pablo II en 1979 a la que asistieron más de un millón de fieles.

Después de darles un festín a los preciosos animales visitamos el Monumento a Wellington, que dispone de una abrupta escalinata donde más de uno se dio un resbalón inesperado, especialmente al bajar. 
Aprovechamos para sacarnos un montón de fotos de "bloggers" e "influencers" y luego, a paso muy lento bajo los paraguas para protegernos del orballo, intentamos localizar un lugar a cubierto para comer, objetivo, por otra parte, muy complicado en un parque y de estas dimensiones.

Dimos con un sitio en apariencia perfecto, pero al acercarnos detectamos cierto olor desagradable como si alguien lo utilizase esporádicamente como urinario. Nos alejamos lo que pudimos de las esquinas y dimos cuenta de nuestro frugal almuerzo. Rato que aprovecharon algunas para pasear y contarse sus historias, otras para hacerse trenzas, otros para sacarse fotos originales... en fin, tareas varias.


Después de la parada para la deseada comida en este particular lugar, abandonamos el parque por uno de sus accesos y tomamos el bus al centro Allí visitamos y cruzamos el Halfpenny Bridge, una pasarela peatonal que todo visitante debe cruzar por aquellos augurios de buena o mala suerte. Su nombre proviene de la cantidad que cada transeúnte debía pagar por cruzar el río Liffey. 

Tras esto nos dirigimos a O’Connell Street donde se encuentra, entre otros edificios, GPO (General Post Office) famoso por su arquitectura georgiana y por haber sido la sede del Easter Rising de 1916 contra los ingleses y que quedó prácticamente destruido durante la rebelión, excepto por su fachada. Posteriormente, en 1929, el gobierno de la república independiente de Irlanda lo volvió a reconstruir.

Y… ¡¡llegó el esperado tiempo libre!!! Como ya sabéis, tenemos tres expertas visitadoras de tiendas que salieron a caza de la mejor oferta, mientras que otros se fueron a tomar un chocolate calentito o aprovisionarse de comida, ya fuese “puesta” o en la mochila por si vienen tiempos peores. 
La lluvia no dejó de caer en toda la tarde y así llegó la hora de reunirse todos; por suerte nadie se retrasó y pudimos coger el primer bus que nos llevaría a casa para descansar. Mañana es un nuevo día y volverá a estar repleto de historietas que contar... además, va a ser una jornada muy muy dulce. ¡¡Os mantendremos informados!!

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