sábado, 14 de julio de 2018

14 KILKENNY

Estos días hay un olorcillo a humo que se extiende por todo Blackrock; en un principio dimos por hecho que era consecuencia de un incendio forestal, pero hoy nos han asegurado que es más bien de barbacoas, aunque los más carnívoros no apreciamos el aroma a salchichas, morunos o costillas a la brasa. 
Si así fuera estaríamos todos salivando como Homer Simpson cuando rastrea una buena hamburguesa con queso; porque las "cartillas de racionamiento" siguen en funcionamiento en este país, especialmente para los estudiantes extranjeros. En fin, hay que completar huecos con batidos, galletas u otras provisiones de las que disponen Spar, Tesco, Supervalu o similares.

Hoy nos tocaba Kilkenny: una ciudad situada a una hora y media de Dublín y famosa por su castillo y su cerveza. A eso de las nueve arrancamos con el destino programado y al llegar nos fuimos directamente a los jardines de la fortaleza. 
Esta fue inicialmente construida allá por el año 1200 y desde el siglo XIV hasta el año 1920 perteneció a la familia Butler, que en ese año la vendió por 50 libras a una asociación encargada de cuidarla, que posteriormente la cedió al estado. Hoy alberga parte de la pinacoteca nacional y es por todo ello que es uno de los lugares más visitados de Irlanda. Aquí aprovechamos para sacarnos unas fotos delante de los extensos jardines, aunque nada lucidos por la escasez de agua en este momento.

Tras una más que larga espera, nos dirigimos a la fábrica (destilería) de cerveza Smithwicks. Aquí nos hicieron un tour informativo en le que nos enteramos de que la cerveza en Kilkenny procede ya de los monjes que habitaban la zona allá por el 1300, quienes la destilaban como producto alimenticio para uso personal, y que cada monje disponía de su propia jarra personal con la que bebía las raciones diarias estipuladas. Todo era felicidad hasta que llegó Henry VIII (Enrique VIII), el mismo que se cargaba a sus esposas porque no le daban hijos varones, entre ellas la española Catalina de Aragón, hija de los Reyes Católicos, o Ana Bolena, y quien finalmente acabó muriendo de sífilis, según cuentan ciertas malas lenguas en "Sálvame Delux". 
Este rey inglés arrasó Irlanda y prohibió la religión católica y todas las posesiones de los monasterios pasaron a ser propiedad del estado y la iglesia anglicana. A partir de 1710, un tal John Smithwicks comenzó a elaborar esta famosa cerveza Ale, que se diferencia de las demás por su color rojizo, ni rubia ni negra, al llevar sólo un 5% de cebada tostada.

En definitiva, un amable guía nos fue descubriendo todos los secretos de esta singular bebida y nos obsequió con una preciosa taza de recuerdo, que alguno de vosotros padres lectores recibirá como regalo seguramente. Así que al salir nos fuimos a "comer", todos entendéis las comillas, y tras esto nos dedicamos durante hora y cuarto a dar un paseo por la preciosa ciudad de Kilkenny... aunque otras aprovecharon para visitar distintas tiendas y obsequiarse con algún que otro capricho. 
Tanto se entretuvieron y tanto se regalaron que al final pagaron multa doble para la suculenta saca... ¿alguien puede adivinar quiénes metieron doble moneda en la hucha? Ahí lo dejo... Una mini pista: son tres.

PD.
Pasadas tres horas de publicada esta entrada, me llega la versión de una de nuestras colaboradoras freelance. Como sería injusto no haceros saber su percepción del día, os la dejo aquí tal como me llegó a mi whatsapp:

Todo comenzó con una mañana muy ajetreada ya que tuvimos que levantarnos muy temprano porque nuestro viaje empezaba a las ocho y media. 
Hoy viajamos a Kilkenny con algunos grupos que se marchaban mañana ( en el q se incluía algún que otro checo muy apreciado) y visitamos una exposición de como se hacía la cerveza Irlandesa y después nos dispusimos a comer en el parque del castillo y como siempre una de las gacelas (Ángela) puso música misteriosa como todos los días para perturbarnos la mente. 
Después de eso como siempre cedimos tiempo... (en ese momento ya las GACELAS se habían marchado ) y como siempre tuvieron q comprar algo. Los otros muy civilizados se acercaron a la tienda de helados más próxima para probar sus famosos helados, muy grandes por cierto. 
Ya pasada 1 hora las gacelas seguían sin aparecer y eso q les dimos una contundente hora. Llegamos al colegio y todos estaban muy cansados menos Kike que tenía muchas ganas de despedirse de los Italianos. Ángela la gacela más pequeña también la relaciones públicas del grupo también se despidió de ellos porque no hay persona en el colegio que no la conozca. 
Nos marchamos a casa cada uno por su lado para descansar porque mañana será un gran día. 


Un saludo. LA GACELA, Ángela


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