Esta mañana sufrimos el inacabable protocolo del sistema sanitario americano y para que a Diana la atendieran no más de 45 segundos, estuvimos esperando desde las 08.50 hasta las 11.30, pues el seguro tenía que enviar confirmación escrita de que esta niña estaba asegurada y que formaba parte de un curso de idiomas. Está claro el por qué Obama estudió el sistema sanitario español y quería implementarlo en USA; te puedes estar desangrando que ninguna clínica te atiende si no tienes seguro privado y estas aseguradoras son las primeras que se niegan a que haya un sistema sanitario social y público en el país. ¡¡Vaya negocio tienen montado!!
Pasemos página. Total que la buena de Diana lo que tenía es un hongo y con una pomada que no necesita ni receta se puede curar, según la rápida visión clínica de la doctora. Después de casi tres horas, salimos de allí a la caza de la famosa crema a la farmacia y dejamos firmada una factura de 135$, a unos tres dólares por segundo; eso sí quedó pesada, le confirmaron que no tenía fiebre y que su presión arterial era normal. Vamos, lo que te hacen en España en la farmacia por un euro. Salimos de allí indignados, pero contentos de que no sea nada serio y volvimos a la escuela.
Al llegar, ya todos salían de clase y engullimos la pasta con carne tan deliciosa de los lunes para luego ir a la sala de ping-pon y XBox, que está causando furor. Tras el breve descanso, montamos en nuestros buses amarillos con rumbo a Deerfield Beach, a una media hora de distancia. Una vez allí nos unimos a alemanes, brasileños y árabes y disfrutamos de una tarde preciosa de playa en un lugar maravilloso. Esta vez el juego consistió en un “partido” de fútbol americano en el que los chicos evitaron por todos los medios que ellas consiguieran tocar la pelota con forma de huevo, al tiempo que alguna, como Claudia, se afanaba en salir en todas las fotos para lucir su nuevo bikini rosa fucsia del que se prendó en una tienda de Bayside en Miami. Al cabo de unas dos horas y media, volvimos al bus pues nos esperaba una barbacoa en el colegio con la que le dan la bienvenida a los grupos nuevos cada lunes. Allí saciamos nuestro apetito ya de por sí enorme y aún más tras juegos, carreras y risas en el agua.
Como fin de fiesta, unos a bañarse en la piscina del cole para sacarse el salitre de encima, mientras otros terminaban la partida iniciada a mediodía. Luego, familias, coches y vuelta a la madriguera. Mañana será otro bien día.
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