martes, 9 de julio de 2013

08 Ft Lauderdale by the sea

 

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Patricia y su catarro sigue una evolución lógica y todos los demás sólo se quejan del escozor causado por las picaduras de mosquitos y los agresivos rayos de sol tras dos días al aire libre.

Hoy a las 08.30 comenzamos la jornada en el colegio y por fin estamos en la rutina que requieren estos cursos y que, por otra parte, anhelamos los monitores. Primera tarea: pruebas de nivel. Agrupados en diferentes aulas con distintos profesores respondieron a unos cuestionarios que abarcaban gramática y vocabulario, para posteriormente, tener una entrevista personal con uno de los examinadores. Luego nos reunieron a todos en la sala multimedia para hacer la “presentation”, es decir, un recorrido por las normas más habituales a seguir: no robar (bastante lógico), no fumar los menores de 18, puntualidad, cuidado al cruzar las calles, etc. En fin, reglas básicas de comportamiento que todos conocemos y consideramos normales. Y tras esto, y una vez no hubieron presentado a los “activity leaders”, monitores de rojo, comenzó la primera clase con juegos, que al final ganaron las chicas.

Esto ya empieza a parecerse a las Naciones Unidas y los rasgos y razas son cada vez más dispares y, al parecer, aún esperamos un grupo de orientales estos días.

A las 12.00 nos dieron un lunch bastante sabroso que difiere mucho de los bocadillos del fin de semana: macarrones con carne y una naranja, por supuesto que nada que ver con las valencianas. Y tras esto y un descanso no fuimos a un bus escolar de esos amarillo que vemos en las pelis o en los Simpson, bastante incómodo, por cierto. Un pequeño recorrido por los puntos importantes para los alumnos. donde sacar dinero, donde comprar medicamentos, supermercados próximos, etc. ¡Aquí no hay catedrales, ni puentes romanos, ni Palacios de Oriente! ¡Nada tiene más de 250 años de antigüedad!

P1080529 Tras ello a la playa, por si no habíamos tenido bastante ayer con las medusas y por si aún no nos quemaba la piel lo suficiente. Un buen grupo se fue corriendo al agua y a sus juegos y otro, más prudente y tranquilo, se dio un paseo por las tiendas de recuerdos y camisetas y te tomaron un helado de yogurt de esos que reconfortan y que no se venden por bolas o vasos, sino al peso: tú llenas la tarrina con tanto helado como quieras y le añades los adornos o complementos que quieras y “tanto pesa, tanto cuesta”. Otras necesitaron protegerse con unas buenas gafas de sol, así que Aline y Ana se fueron a por un par por 20$, o sea, que 10$ cada una y tan guapas ellas. Sara y Alba como el agua les tentaba y no habían traído sus bañadores se decidieron por unos pantalones cortos y una camiseta y al agua. En fin, a medida que pasaba la tarde unos se iban del agua a las tiendas y otros de las tiendas a las olas, mientras Rubén y Santi se embadurnaban en aftersun para calmar la quemazón de los hombros. ¡¡Por fin, Santiago estará moreno y su madre se alegrará, pero lo que está sufriendo el muchacho no tiene precio!!

A las 16.15 embarcamos de nuevo en nuestro transporte amarillo y despegamos hacia el colegio donde nos esperaban los monitores con una barbacoa a base de hamburguesas y perritos calientes, acompañadas de barra libre de refrescos. Y, ahí, felices como perdices llenamos el estómago y, por si aún no habíamos tenido suficiente, nos fuimos a la piscina a refrescarnos unos y otros a la partidita de ping-pong de la sala, donde también hay una increíble Xbox con pantalla tamaño “king size” para que se entretengan en sus ratos de ocio, que como veis son más bien pocos.

A las 18.00, familias con sus coches y cada liebre a su madriguera. Mañana nos espera otra larga jornada.

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